J. L. A.

Un mes después de que el consejo de administración de la Autoridad Portuaria de Gijón dio por finalizados los trabajos de ampliación de El Musel, el ministro de Fomento, José Blanco, y el presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, tienen previsto inaugurar hoy una obra que, con un coste que va de los 645,6 a los 715,6 millones (está aún por concretar), el Gobierno de España considera clave para la «modernización de la industria asturiana».

Este acto institucional, al que también tienen anunciada su asistencia la alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso, y el presidente de Puertos del Estado, Fernando González Laxe, completa un proceso no exento de polémicas por el sobrecoste del proyecto (216 millones), que arrancó el 4 de enero de 2005 con la adjudicación de los trabajos a la unión temporal de empresas Dique Torres. Tres meses más tarde, el entonces ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, presidía junto a Areces la puesta de la primera piedra de una obra que sitúa a El Musel entre los grandes puertos españoles por superficie, que ha sido duplicada con la ampliación.

El superpuerto asturiano, en cuya construcción se han empleado más de 35 millones de toneladas de piedra, ofrece 476 hectáreas de superficie terrestre y 9.700 metros lineales de muelles, con calados que llegan hasta los 27 metros en la nueva dársena norte de la instalación. Ese calado asegura el atraque de los grandes graneleros, hasta tres de manera simultánea. La ampliación, con la que se ha logrado una dársena de 145 hectáreas y 1.250 metros lineales de muelles, se hizo mediante la construcción a mar abierto de diques de abrigo (Torres, Norte y contradique) que suman un total de 3.797 metros.

La obra está hecha para dar servicio a las necesidades de la principal terminal asturiana y la mayor de graneles sólidos de España en las próximas décadas, pero también para responder a los retos de la revolución logística mundial y de la política de transportes europea. La autopista del mar que une Gijón con Nantes-Saint Nazaire, en Francia, es un ejemplo de esas potencialidades. La terminal está llamada a jugar un papel importante en el Arco Atlántico. El Gobierno de Areces considera que la regasificadora en construcción es la primera pieza de un nuevo polo energético.