F. G.

Con razón argumenta el dicho «playu» que «a bajamar todo apaez». Durante los últimos días, la marea baja ha dejado al descubierto pilotes de madera y parte del basamento de los antiguos balnearios de la playa de San Lorenzo. Se trata de un fenómeno que se da con cierta frecuencia, pero que este año, según relatan expertos conocedores del arenal, «llama más la atención, porque hacía mucho que no afloraban los pilotes con tanta altura».

Con cierta frecuencia, y especialmente en época de temporales, la mar suele retirar arena entre la Escalerona y la rampa de la antigua Pescadería Municipal, dejando al descubierto los cimientos de los balnearios que en esa parte del arenal se ubicaron hasta el principio de la Guerra Civil, en 1936. Pero según reconocen habituales paseantes de la playa, «hace años que no se veía aflorar trozos de madera de los viejos balnearios hasta una altura de casi medio metro».

Alguno de estos habituales del arenal considera que este fenómeno reciente «es una nueva demostración de que la playa está perdiendo arena». El pasado año por estas mismas fechas, la pérdida de arena dejó al descubierto parte del sustrato rocoso de la zona próxima a la escalera 7, lo que, a juicio de los expertos, «no es algo tan habitual como lo que ocurre cerca de la Escalerona, en la zona donde se situaban los balnearios».

La evaluación de impacto ambiental de las obras de ampliación de El Musel contemplaba la posibilidad de llevar a cabo aportes de arena a San Lorenzo con motivo de los dragados que durante meses se llevaron a cabo para los rellenos del «superpuerto». De la bahía se extrajeron 24 millones de metros cúbicos de arena para la mayor obra civil licitada hasta ahora en Asturias.

Pese a que el aporte a San Lorenzo estaba previsto para el pasado mes de septiembre, nunca llegó a realizarse, ya que la arena extraída de distintos bancos de aguas competenciales del puerto de Gijón no cumplía los requisitos, de color o de granulometría.

Tras varios análisis fallidos, la Autoridad Portuaria llegó a extraer el pasado mes de agosto 110.000 metros cúbicos de arena que cumplían los condicionantes mineralógicos y de color, pero cuya granulometría era superior a la de las muestras extraídas tres meses antes, lo que descartó su uso para los aportes a San Lorenzo, cuyo vertido se iba a realizar desde una draga por medio de tuberías.

Una montaña de arena permaneció apilada en el muelle norte de El Musel durante semanas, y finalmente fue utilizada en la última fase de los rellenos de las obras de ampliación del puerto, finalizadas el pasado mes de diciembre. Los polémicos aportes de arena a San Lorenzo han quedado aparcados, por este motivo, «sine die».