La conmemoración, este año, del bicentenario de la muerte de Jovellanos, en torno a la cual se ha desplegado un amplio programa de actividades promovido por una comisión constituida con tal fin, puede quedarse sin la aspiración y sin servir de motivo para que vuelva a mostrarse en Gijón una de las grandes obras del genial pintor aragonés Francisco de Goya.

El Museo del Prado no ve clara la cesión temporal para la exposición que se ultima en el Palacio de Revillagigedo y la Casa Natal, cuyo inicio está programado para el 15 de abril, del retrato de Jovellanos que Goya pintó en 1798 en Aranjuez. Un trabajo en óleo sobre lienzo, con unas dimensiones de 205x133 cm, considerado por algunos estudiosos como «uno de los más genuinos ejemplos de retrato ilustrado» y una obra maestra de un Goya en plena madurez artística que, en esa ocasión, retrataba a su amigo Jovellanos, por entonces ministro de Gracia y Justicia.

Portavoces de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC), entidad vinculada al Ministerio de Cultura y encargada de la organización de la exposición -cuya coordinación científica corre a cargo del Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII-, han reconocido que, hoy por hoy, «está difícil» que se pueda conseguir esa cesión por parte del Museo del Prado, aunque «no damos las negociaciones por cerradas. Seguimos con los trámites» para que el cuadro de Goya pueda viajar a Gijón, explicaron.

Un informe de los conservadores del museo madrileño, desaconsejando que se someta la preciada pintura a los riesgos asociados a un traslado, avalaría dicha negativa. El citado cuadro pudo ser contemplado en Gijón por vez primera en 1997. Fue en la sala de exposiciones del Antiguo Instituto, junto con una amplia colección de retratos de ilustrados, en la exposición que se organizó para conmemorar los doscientos años de nombramiento como ministro de Jovellanos. Otro ministro gijonés, Álvarez-Cascos, fue entonces parte importante en la negociación para lograr que se pudiera montar en Gijón la exposición con tan importantes cesiones.

La exposición que ahora se ultima en el Revillagigedo y la Casa Natal lleva por título «Jovellanos (1744-1811)». Para contar tanto su vida como su ideario, sus compromisos políticos y sociales, y también el Gijón y la Asturias del siglo XVIII, se han pedido más de 400 piezas procedentes de cien instituciones diferentes (archivos, bibliotecas, ayuntamientos, bancos, fundaciones y colecciones particulares).

Con la obra que sí se podrá contar en Gijón en el mes de abril es con el segundo -primero cronológicamente- de los dos retratos que le hizo Goya a Jovellanos. Un trabajo que se llevó a cabo entre 1780 y 1783, donde se muestra al ilustrado de pie con la bahía de San Lorenzo al fondo. Este cuadro es propiedad del Estado español y desde el año 2000 se muestra en el Museo de Bellas Artes de Asturias. Emilio Marcos Vallaure, director del Museo, aseguró que por parte de su centro no habrá ningún problema para poder ceder el retrato, como no lo hubo para que -con el preceptivo informe de los técnicos especialistas- viajara el pasado año a América para formar parte de la exposición «México 200 años».

De los dos retratos que Goya pintó a Jovellanos, sin duda el mayor valor artístico lo tiene el trabajo que custodia el Museo del Prado. «Es un cuadro importante, cuyas salidas deben estar muy justificadas; todo depende del informe de conservación y del interés que suscite la exposición», explicaba ayer un entendido. Se da la circunstancia de que tanto un retrato como otro estuvieron en su día al alcance de las autoridades gijonesas y asturianas por «módicos» precios, sin que cuajasen nunca unas adquisiciones que habrían hecho historia.

El retrato del Jovellanos más joven, cuando era miembro del Consejo de Órdenes Militares y caballero de Alcántara, presidió durante décadas la Casa Natal del ilustrado, en Cimadevilla, hasta que la familia lo vendió en los años cuarenta al financiero catalán Valls Taberner. Previamente, los descendientes de Jovellanos se lo habían ofrecido al Ayuntamiento de Gijón por 100.000 pesetas, y ante el poco aprecio de éste, la oferta se pasó a la Diputación, por 150.000 pesetas. Como también resultó fallida esa compra, finalmente acabó en las manos de la familia Valls Taberner hasta que lo vendieron a la Fundación HC por 3 millones de euros que, a su vez, lo usó como dación al Estado, gracias a lo cual el retrato quedó adscrito como bien público al Museo Nacional de Esculturas de Valladolid, y está cedido al Museo de Bellas Artes de Asturias desde el 2000.

Por lo que respecta al segundo retrato, la pintura se la dejó Jovellanos en herencia a su íntimo amigo, Arias de Saavedra, que vivía en Jadraque (Guadalajara); de ahí que durante muchos años se conociera como el «Goya de Jadraque». No fue hasta 1974 cuando el Ministerio de Educación lo adquirió a los descendientes de dicha familia, y pasó a formar parte de los fondos del Museo del Prado. Pero apenas unos años antes la oferta de venta, por 14 millones de pesetas, se la hicieron estos descendientes al Ayuntamiento de Gijón, que también declinó la oferta.

La exposición que se prepara en el Revillagigedo y en la Casa Natal, para la que se pretendía contar con los dos retratos de Goya del ilustrado gijonés -arriba, el retrato del Museo del Prado y, sobre estas líneas, visitantes contemplando la obra expuesta en el Bellas Artes de Asturias-, es sólo una de las muchas actividades que jalonan el año del bicentenario jovellanista. El próximo 23 de febrero, en la Casa Natal, tendrá lugar la conferencia de María José Álvarez Faedo sobre «Incidentes de la travesía de la biografía de Jovellanos de la lengua de Cervantes a la de Shakespeare».