Eloy MÉNDEZ

Luis Tejuca tiene la virtud de explicar procesos complejos en dos palabras. Es parsimonioso, no por cachazudo, sino por sucinto. Su lenguaje ahorrativo consiste en dar con el término exacto en el contexto adecuado y, por eso, su análisis resulta cómodo de escuchar y de comprender. Al que fuera presidente de Hunosa, miembro del consejo social de la Universidad de Oviedo y directivo del puerto de Gijón, entre otros méritos, le bastaron ayer diez minutos en la sede del Ateneo Jovellanos para dejar claro que la crisis económica que vive España se agravó por un mal diagnóstico y una peor praxis. «Pedro Solbes fue un ministro de Economía errado; errado sin "h"», aseguró durante la presentación del libro «Apuntes políticos. Transición, democracia y crisis» del abogado y periodista José Luis Poyal Costa, que calificó a su «amigo» como «un lujo de la gobernanza empresarial».

«Esta obra incita a profundizar en los temas, a base de ideas que no están hechas puré, sino que buscan la complicidad con el lector», señaló Tejuca, que trató la actualidad a través de varios de los artículos que componen el libro presentado. El primero de ellos, de contenido económico. «Ante la cabezonería inexplicable del Gobierno de Zapatero a la hora de negar la crisis, sólo encuentro dos explicaciones: o Solbes no sabe gran cosa y el PSOE nos mintió al vendérnoslo como un experto, o Solbes nos mintió a los españoles», señaló, tras destacar que Manuel Pizarro, gran apuesta del PP en las últimas elecciones generales, «le ganó el debate televisado, aunque todos los medios le dieran por perdedor».

«Aquella noche, Solbes lo negó todo, sonrió maléficamente, desde la altura, aparentando que iba sobrado. El tiempo demostró que no debía de esforzarse demasiado en analizar informes», apuntó, para después dirigir sus dardos hacia el presidente del Gobierno. «Zapatero dijo en Nueva York que España sería el último país en entrar en crisis por la solvencia de su sistema financiero y que sería también el primero en salir del bache», subrayó. «En realidad, no se hizo nada y, por eso, la crisis nos pilló en pelotas, sin un traje de baño adecuado al agua que se nos venía encima», concluyó.

Tejuca se sirvió a continuación de otro de los textos del libro, dedicado a Gadafi y escrito por Poyal Costa en 1984, para alabar la «radiante, vibrante actualidad de esta obra». En ese artículo, el autor alertaba sobre los riesgos que asumían los países occidentales por bailarle el agua al dictador libio, que los últimos días bombardea a su pueblo en un desesperado intento por frenar una revolución que amenaza con echarlo del poder tras más de cuatro décadas. «El papanatismo no es patrimonio exclusivo de la izquierda, aunque está más exacerbado en esta tendencia que en otras», señaló a la hora de censurar la actitud de «muchos líderes de la derecha que se quedan extasiados ante charlatanes e iluminados de ideología diferente a la suya». «Así, riéndole las gracias al que montaba sus jaimas por jardines y parques, se llega a situaciones como la que ahora contemplamos», advirtió.

Por su parte, el anfitrión del acto versó sobre las bondades de la Transición política que facilitó la liquidación del franquismo. «Tenemos una democracia juvenil, hecha apresuradamente, pero de la que debemos sentirnos muy orgullosos», dijo Poyal. También destacó «la crueldad con que fue tratado Adolfo Suárez», «los dignos esfuerzos de Calvo-Sotelo» y «la transformación pausada y conservadora de las estructuras emprendida por Felipe González». «Desde 1985 a 2004, hubo estabilidad y respeto institucional», explicó, en contraposición a «la crisis económica y de país en la que nos ha metido el cambio de actitudes de Rodríguez Zapatero».