C. JIMÉNEZ

Buscan el hueco que el mercado les niega pese a tratarse de la segunda ingeniería del país en cuanto a número de egresados. Pese a formar parte de una industria en plena ebullición, los informáticos asturianos se consideran los grandes olvidados del sistema universitario y quieren cambiar esta tendencia. Los decanos de los colegios de ingenieros técnicos en informática y de ingenieros en informática del Principado, Óscar Castro y Ángel Retamar, respectivamente, han comenzado a moverse para salir de esa situación de «invisibilidad».

En una iniciativa conjunta, y sin precedentes en el ámbito de los colegios profesionales, han decidido de común acuerdo con los más de 600 colegiados de la región desarrollar toda una serie de acciones formativas y de promoción de las iniciativas emprendedoras «para que nuestros titulados tengan más peso» en el mercado laboral.

Los dos decanos defienden activamente que los estudios oficiales de informática son los únicos que pueden establecer los niveles con los que se puede regular el sector de las tecnologías de la información (TIC) pero también insisten en que dirigir y diseñar la creación de sistemas informáticos de calidad es una tarea compleja que sólo pueden llevar a cabo profesionales altamente cualificados. «Queremos lograr que la informática crezca y se equipare al resto de ingenierías», subrayan Óscar Castro y Ángel Retamar. Los representantes de los colegios profesionales lamentan que de las tres escuelas que había hasta el año pasado en la región (con la unificación de centros en Gijón ha quedado reducido a dos) buena parte de los titulados «están emigrando». Lo que plantean los decanos es la creación de una industria del software en el Principado que impida esa «fuga de cerebros» y «que se creen núcleos de profesionales que generen producto».

Pese al empuje del sector TIC en la región, los representantes de los órganos colegiados lamentan que estén haciendo las cosas «sin conocimiento». Y todo, pese a que «tenemos los mejores recursos, las escuelas, una importante red de fibra óptica, una Administración puntera en servicios telemáticos... pero hace falta lograr más apoyos», advierte Castro. «Ahora mismo no se entiende nada sin la informática, todo es informática, desde los coches a los semáforos. Un controlador aéreo que se pasa toda la jornada delante de un monitor, si el ordenador se equivoca al final se achaca el fallo al controlador pero no fallan las máquinas sino las personas que las crearon», defiende el decano de los ingenieros técnicos informáticos.

Retamar advierte del peligro de obviar el riesgo y la responsabilidad civil que hay detrás de lo que hoy llamamos «fallos informáticos». «Nunca se hacen informes periciales en estos casos, pero tampoco nadie de la sociedad protesta», reflexiona el decano de los ingenieros en informática de ciclo superior. Por ello, juzgan necesario sentar las bases desde la formación. El modelo «Bolonia» tampoco les convence. Desde los colegios profesionales muestran ciertas reticencias con respecto al planteamiento de formular grados especializados y los máster, de carácter más generalista. «Tal como están planteados afectará negativamente a nuestros titulados», sostienen ambos decanos.

En el salto al mercado laboral la situación tampoco es muy halagüeña. Echan en falta en Asturias la presencia de una verdadera industria del software frente al modelo de empresas de servicios informáticos que proliferan en la mayoría de parques empresariales de la región. «Hay mucha empresa TIC pero las cifras de exportaciones de tecnología en Asturias son ridículas», argumentan Castro y Retamar. Y todo pese a que se trata de un sector que «no requiere de grandes inversiones», al tiempo que lamentan que en la vecina Galicia exista otra visión de la informática, «donde sí se considera algo importante». De momento, los dos colegios profesionales de Asturias se han puesto manos a la obra para reforzar las acciones formativas a los titulados y apoyarles en sus iniciativas empresariales a través del Club del Emprendedor. «Hay que desarrollar medidas específicas para impulsar el sector», concluyen los decanos.