Miriam SUÁREZ

La futura estación intermodal se integrará en el casco urbano gracias a una cubierta con forma de «prado ondulado» que se concibe «como un jardín botánico de arbustiva asturiana». Esta estructura transitable, de 420 metros de longitud, dará continuidad al parque de Moreda e incorporará un sistema muy sofisticado de acequias para evitar filtraciones de agua en el interior de la terminal.

Son algunos de los detalles que ayer se dieron a conocer en la apertura de una exposición que muestra al público, en la Colegiata de San Juan Bautista, las actuaciones ferroviarias previstas en Gijón. La estación intermodal, diseñada por el arquitecto Jerónimo Junquera, es una de sus piezas más importantes. La ciudad ha tenido que esperar casi dos años a que se defina el proyecto, listo ahora para el inicio de las obras de urbanización que transformarán los 140.000 metros cuadrados de suelo que hay entre El Humedal y la avenida Príncipe de Asturias.

«La nueva estación será un símbolo de futuro», defendieron Pedro Blanco, gerente de «Gijón al norte» -sociedad encargada de llevar a cabo el plan de vías-, y Fernando Gutiérrez del Arroyo, ingeniero que asesora a la entidad y coordina su exposición de la Colegiata. La cubierta, que mediante rampas ajardinadas permitirá ventilar e iluminar el vestíbulo de la estación de forma natural, se adaptará al rasante de la ciudad en buena parte de su recorrido. Aunque, en algunas zonas, esta instalación semisoterrada sobresaldrá unos 5 ó 6 metros.

El impacto del edificio preocupa a muchos de los vecinos que ayer visitaron la exposición. Pero en lo que hay plena coincidencia es en las dudas que generan los plazos de la operación: «¿Esto lo veremos nosotros?», se preguntaban. Entre trámites, diseños y cambios técnicos, el plan de vías gijonés lleva fraguándose casi diez años.

A la lentitud de la tramitación, se suma ahora las dificultades financieras que afrontan las administraciones públicas. Aunque, ayer el gerente de «Gijón al norte» aseguró disponer de «capacidad financiera» para afrontar las obras. «Hasta que podamos comercializar el terreno, calculo que dentro de año y medio, igual tendríamos que pedir un crédito puente muy pequeño», explicó.

Lo que aún está por decidir es si ese crédito lo asumirá Fomento o la propia entidad. «El Ministerio quiere que todas las ciudades tengamos el mismo tratamiento», apuntó Pedro Blanco. La operación se sufragará con la venta de los terrenos resultantes del soterramiento ferroviario. Están previstas unas 1.400 viviendas, distribuidas en torres de hasta 25 alturas y un conjunto residencial frente a El Humedal que girará en torno a una galería acristalada. La entrada de Sanz Crespo al centro se peatonalizará para reordenar la zona.

«En realidad, la operación arranca en La Calzada y Tremañes, con obras de apoyo que pueden parecer modestas pero son imprescindibles, y va a terminar en Cabueñes. El proyecto abarca siete kilómetros», señaló Fernando Gutiérrez. La prolongación subterránea del ferrocarril hasta Cabueñes, en lo que se conoce como túnel del metrotrén, lleva parada cinco años. Fomento está haciendo encajes de bolillos para buscar financiación. El Ayuntamiento, a través de la alcaldesa, Paz Fernández Felgueroso, y su concejal de Urbanismo, Pedro Sanjurjo, estuvo en la exposición para constatar «el esfuerzo que hemos hecho». El gobierno local estuvo ampliamente representado; incluso el ex edil de Urbanismo, ahora asesor de UGT, Jesús Morales, asistió a la exposición. No ocurrió lo mismo con el Principado y la Consejería de Infraestructuras.