Profesora del CSIC

C. JIMÉNEZ

Una de las funciones básicas de la educación es la transmisión de conocimientos culturales donde tradicionalmente se ha olvidado el papel de las mujeres y su contribución. Por este motivo, el Ayuntamiento de Gijón y la Consejería de Presidencia, Justicia e Igualdad organizaron ayer en Gijón las III Jornadas de coeducación «Igualdad con todas las letras». Eulalia Pérez Sedeño, profesora de Investigación del departamento de Ciencia, Tecnología y Sociedad del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CISC) es toda una autoridad en el objetivo de «enseñar en igualdad».

-¿En la escuela de hoy se enseña en igualdad?

-En estas jornadas se trata de profundizar en la coeducación que no es lo mismo que la enseñanza mixta, sino que hay que enseñar unos valores de igualdad entre mujeres y hombres a edades tempranas. Yo pienso que la escuela es el sitio idóneo para empezar a hacerlo. Si no educamos en igualdad desde pequeños difícilmente vamos a poder trabajar en ello después.

-¿Cuál es la situación de las mujeres en la ciencia?

-Estamos mucho mejor que hace veinte o treinta años, pero todavía hay mucho por hacer. En concreto en el campo de la ciencia estamos bastante mal porque aunque las chicas jóvenes están en la Universidad prácticamente en todos los campos, todavía hay áreas que son minoría como en las ingenierías o en Física. Luego, cuando nos vamos adentrando en la enseñanza hay muchas mujeres docentes en Primaria y en la Secundaria, en cambio en la Universidad las profesoras ya son muchas menos y no digamos las catedráticas. Y si hablamos de puestos de responsabilidad y de toma de decisiones, el porcentaje de mujeres ahí es muy bajo. Por eso, yo creo que es muy bueno hacer jornadas como ésta que pueden incidir para que en un futuro las chicas se lancen y consigan lo que nosotras desgraciadamente todavía no hemos conseguido.

-¿Dónde se sitúa el techo de cristal?

-Está, sobre todo, en el campo de la enseñanza universitaria y en las comisiones y lugares de toma de decisiones porque, aunque la ley de igualdad es muy explícita al respecto, las comisiones tienen que ser paritarias, pero lo cierto es que todavía no se cumple. Hemos conseguido mucho pero todavía queda mucho más por conseguir. Además, no olvidemos que retroceder es posible.

-¿Cabe un retroceso pese al avance logrado hace un siglo con el acceso de las mujeres a la Universidad?

-La verdad es que poco a poco se han ido consiguiendo algunos logros, convirtiéndonos en mayoría como alumnado en todas las áreas excepto en las ingenierías y en Física. En Matemáticas, por ejemplo, que siempre se ha pensado que es un área muy masculina, hoy son un 49 por ciento las mujeres que trabajan en este campo en las facultades, sin mencionar que hay áreas ya muy feminizadas como la Medicina.

-¿Se ha logrado romper la segregación tradicional por ocupaciones?

-Un claro ejemplo del techo de cristal está en la Medicina. El porcentaje de estudiantes mujeres de Medicina está en torno al 70 por ciento, pero no hay ni una sola catedrática de obstetricia y ginecología ni de pediatría en todo el país. Eso es muy indicativo de que en algún punto falla nuestro acceso a la igualdad.

-¿A qué hay que renunciar para salvar ese techo de cristal?

-La cuestión es que no hay que renunciar a nada. Hay que educar a hombres y mujeres para compartir las tareas y el cuidado de niños y personas dependientes en el hogar. También hay que crear mecanismos que ayuden y favorezcan a que las mujeres entren en el sistema de ciencia y tecnología. Que se salve esa imagen de que ellas deben estar al cuidado del hogar y de los hijos. Es totalmente injusto que una mujer tenga que trabajar el doble o el triple que un hombre para conseguir exactamente lo mismo.

-¿Qué propone para salvar esas diferencias?

-Aparte de la educación tenemos que recurrir a medidas de tipo institucional como crear más guarderías, crear más centros de atención a mayores, es decir, todo aquello que pueda favorecer y desarrollar el trabajo de las mujeres fuera del hogar, porque desgraciadamente al final muchas acaban renunciando a algunas cosas porque resulta muy duro ser «superwoman» todo el tiempo.

-¿Cómo ha cambiado la concepción de la mujer en la ciencia desde Hypatia hasta la actualidad?

-Mucho. Para empezar en que antes accedían a la ciencia unas pocas privilegiadas, porque eran «hijas de» o «esposas de». No había una enseñanza gratuita como hay en estos momentos en España, entonces en ese aspecto ha cambiado muchísimo la participación de las mujeres en la ciencia.

-El hecho de que proliferen colectivos de mujeres en diferentes áreas profesionales ¿ayuda a visibilizar la contribución de las féminas a lo largo de la historia?

-Yo creo que sí y, sobre todo, al establecimiento de redes de trabajo, que es muy importante aparte de la ayuda a la visibilización que aportan todos estos colectivos.

Eulalia Pérez Sedeño

Es catedrática de Lógica y Filosofía de la Ciencia. Ha desarrollado su labor docente e investigadora en la Universidad de Barcelona y en la Complutense de Madrid, pero también en universidades de diversos países, entre ellos en la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y en la de Berkeley (California).

Ha sido también directora general de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, presidenta de la Sociedad de Lógica, Metodología y Filosofía de la Ciencia en España y vicepresidenta de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnológicas.

Pertenece a diversos comités científicos de varias revistas nacionales e internacionales. Ha publicado y editado diversos libros y artículos, entre ellos «El rumor de las estrellas», «Ciencia y género» y «Un universo por descubrir: género y astronomía en España».