R. GARCÍA

La compañía Nestlé, demandada en los Juzgados de Gijón por vender un juguete que presuntamente le provocó una grave enfermedad al perro de una vecina de Nava, asegura que sus productos «cumplen a rajatabla la legalidad» y que los materiales con los que los fabrican «están todos auditados». De esta manera los representantes de la multinacional alimentaria se desmarcan, «lamentando profundamente la enfermedad del can», de las declaraciones realizadas por la denunciante y su veterinaria.

La afectada, Zita Llana, asegura que su perro, «Pavel», comenzó a enfermar en el año 2008, «cuando se tragó parte de un hueso de plástico que le habíamos comprado». El can perdió pelo y comenzó a adelgazar. Por aquel entonces era un cachorro. Ahora este pastor alemán pesa sólo 23 kilos. Tras realizar varios estudios ayudada por su veterinaria y por expertos de la Universidad de A Coruña, la denunciante llegó a una conclusión: el pedazo de plástico del juguete que quedó alojado en su estómago liberó tal cantidad de hormonas femeninas en el cuerpo del animal que su organismo tiene actualmente «niveles superiores al de 40 perras en celo», en palabras de la especialista gijonesa que ha visto el caso.

La dueña del animal ha decidido llevar el suceso a los tribunales. «No quiero dinero, sólo que este tipo de materiales que pueden ser incluso perjudiciales para los humanos se retiren del mercado», asegura. El Juzgado de primera instancia número 5 de Gijón ha fijado la vista oral del proceso para el mes de julio. La denunciante ha demandado a la empresa Nestlé por fabricar el producto y a los responsables de la gran superficie que lo pusieron a la venta.

Los representantes de esta primera empresa aseguran que están convencidos de la calidad de sus productos y de que «la enfermedad del animal no guarda ningún tipo de relación con el juguete que compró su dueña». Los portavoces de Nestlé mantienen que este es un caso «atípico» y que es la primera vez que se da una enfermedad de estas características «en España y en todo el mundo». El servicio jurídico con el que cuenta la empresa en España está ya estudiando el caso para poder defender sus intereses ante los tribunales. «El juez encargado será el que tenga la última palabra en este proceso», concluyeron ayer los portavoces. El abogado de la acusación mantiene que el material con el que se fabricó el juguete está prohibido en varios países.