C. JIMÉNEZ

En los laboratorios de la Universidad de Oviedo se fragua el próximo gran salto en la industria del vehículo eléctrico. Uno de los puntos críticos para la implantación masiva de esta alternativa a los coches tradicionales son las baterías. Si bien los últimos avances están ligados al desarrollo de una infraestructura de recarga rápida reduciendo este proceso por debajo de los 30 minutos, los investigadores del campus de Gijón están analizando la repercusión de este tipo de recargas sobre la fiabilidad y la durabilidad de las baterías de ion litio del automóvil, influidas por las recargas rápidas debido al incremento de temperatura que sufren durante este proceso.

Tan pionera investigación se enmarca en el «proyecto Surtidor», financiado por el Ministerio de Industria en el marco del «plan Avanza» y liderado por la empresa valenciana GH Electrotermia. El objetivo de este trabajo, presupuestado en 3,5 millones de euros hasta diciembre de 2012, es desarrollar estaciones de recarga ultrarrápida para vehículos eléctricos y analizar el impacto de las mismas sobre la actual infraestructura eléctrica. Para su desarrollo se ha formado un consorcio de entidades públicas y privadas entre las que se incluye la Universidad de Oviedo. En total son nueve socios con cuatro organismos subcontratados para determinados trabajos.

En su primera fase, la empresa Saft Baterías en colaboración con el Instituto Tecnológico de la Energía (ITE) y el laboratorio de baterías del campus de Gijón, cuya investigadora principal es la profesora Manuela González Vega, analizarán la repercusión de este tipo de recargas sobre las baterías de ion litio del automóvil, con la limitación de que el mercado del vehículo eléctrico es muy incipiente y no existe todavía mucho material. González cuenta que su labor en estos momentos consiste en evaluar cuál sería el tiempo ideal de recarga que no impida un funcionamiento normal de las baterías.

«Hasta ahora, la mayoría de coches eléctricos sólo venía preparada para realizar cargas lentas; sin embargo, en la actualidad ya están disponibles coches que admiten carga rápida. Los cargadores rápidos, que trabajan con un convertidor de corriente en continua, implican crear estaciones específicas de mayor potencia que los puntos habituales de recarga», explica.

Patricio Peral, responsable del área de automatización y bienes de equipo del ITE, explica que en una segunda fase del proyecto se desarrollará un sistema bidireccional de recarga con baterías de respaldo con la finalidad de obtener un menor impacto sobre la red eléctrica, además de lograr una nivelación de la misma en las horas punta. De esta forma se analizará el impacto de las «electrolineras» de carga rápida. En su desarrollo, la función de los investigadores de la Universidad de Oviedo se centra en el análisis de las baterías de respaldo y en el desarrollo de metodologías específicas para una correcta gestión de su energía.

La mayoría de las recargas del coche eléctrico está planteada, hasta el momento, para horas nocturnas, en franjas de unas ocho horas, aprovechando los períodos de demanda más bajos en la red eléctrica. En el caso de las estaciones de carga rápida, y debido al impacto que generarían sobre la red de distribución, empresas como Endesa e Iberdrola y la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), con el soporte del Instituto Recerca en Energía de Cataluña y de la «spin-off» de la UPC Cinergia como organismos subcontratados, están trabajando para evitar una dependencia absoluta de la infraestructura actual. El sistema ha sido bautizado como B2G («Battery to grid», «Batería hacia la red»), de forma que un sistema de baterías de respaldo suministrará parte de la energía al vehículo durante la carga. González explica que, incluso, sería posible acudir a las energías renovables (eólica, fotovoltaica...) y almacenar en el sistema de baterías de respaldo la energía que generan en momentos de baja demanda para devolver después esa energía a la red cuando se producen picos de demanda.