Profesor titular de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo

J. M. CEINOS

Profesor titular de Historia Contemporánea en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Oviedo, Francisco Erice Sevares (Colombres, 1955), pronunciará hoy una conferencia sobre la impunidad del régimen franquista, en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón. El acto dará comienzo a las 20.00 horas y tendrá lugar en el salón del centro San Eutiquio (frente a la iglesia parroquial Mayor y Principal de San Pedro Apóstol). La conferencia está organizada en conmemoración del 80.º aniversario de la proclamación de la Segunda República y en la misma colaboran el Ateneo Obrero de Gijón, la Sociedad Cultural Gijonesa y la Federación Asturiana Memoria y República, cuyo vicepresidente, Rafael Velasco, presentará al conferenciante.

-¿A qué obedece esa impunidad?

-A lo que representó la correlación de fuerzas durante el proceso de transición, un proceso que se ha presentado como basado en el consenso, pero que, en definitiva, tuvo vencedores y vencidos.

-¿En qué sentido?

-Había una determinada correlación de fuerzas favorable a quienes habían apoyado al régimen anterior y que se convirtieron, de alguna manera, en reformadores del mismo en el proceso de transición con respecto a las fuerzas de oposición. En ese desequilibrio luego se puede discutir si por parte de las fuerzas de la oposición se hicieron o no demasiados concesiones o si fue el fruto de las circunstancias, pero el resultado fue ése: una situación absolutamente insólita en procesos de transición, por lo que hemos vivido ya desde la época de la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad.

-¿Insólita?

-Claro. Es que hay tres oleadas que puede decirse que podían haber afectado a España desde el punto de vista del castigo por las responsabilidades derivadas de violaciones de los derechos humanos o de crímenes contra la humanidad, en fin, los supuestos que recoge el derecho internacional. Uno sería la etapa de la inmediata posguerra, el «efecto Nuremberg», en el que obviamente no encaja el régimen español, que se mantuvo y no sufrió el destino de sus homólogos del resto de Europa. Ése sería el primer momento de la impunidad. El segundo es el momento de las transiciones de la Europa del Sur, en los años setenta, donde a diferencia de lo que sucede en Grecia y en Portugal, en España no hubo absolutamente ningún tipo de castigo ni elemento punitivo contra los colaboradores del franquismo. En Grecia y en Portugal sucedió eso, lo que no significa que hubiera grandes procesos masivos ni nada por el estilo, pero sí hubo castigos de tipo administrativo e incluso penales y justicia reparadora mucho más amplia. Y el tercer momento es el auge de los procesos en relación con el nuevo derecho internacional y con las dictaduras latinoamericanas de los años ochenta y noventa del siglo pasado. En todos esos procesos, a pesar de que en algunos momentos hubo bloqueos con leyes de punto final y de autoamnistía, al final, en la casi totalidad de los casos, hubo castigos a los culpables de crímenes digamos repulsivos o que violan el derecho internacional.

-¿En España hubo miedo?

-Simplemente, el bloqueo de lo que hubiera sido un sistema que no tiene que considerarse como sinónimo de venganza o revancha, simplemente de reparación, de una reparación mínima de violaciones sistemáticas de los derechos humanos durante décadas y de una política de exterminio masivo, y no es exagerado decirlo de la inmediata posguerra, y de violación sistemática de derechos humanos con posterioridad.