R. VALLE

Una singular zona de juegos de 1.389 metros cuadrados en Roces puede pasar a convertirse en pocos meses en el rincón favorito de los perros de Gijón. O por lo menos de sus amos. La denominada área canina de Roces, que se integra dentro del gran parque que es pulmón verde de la nueva zona residencial de la ciudad, comenzará a construirse en los próximos días, si se cumplen los plazos previstos por los técnicos municipales; plazos que incluyen un proceso de ejecución de tres meses y que convertirán en realidad una vieja demanda de los propietarios de mascotas que, en un primer momento, se pensó para la conexión de la Vía Verde de La Camocha en Santa Bárbara. Gijón tiene en la actualidad alrededor de 20.000 perros censados.

El diseño del área canina es un trabajo de la sección de Parques y Jardines del área municipal de Medio Ambiente que firman la ingeniera técnica agrícola Rosario Vallano López y Juan Carlos Martínez, en calidad de jefe de sección. Su trabajo ha sido desarrollar una zona de esparcimiento para los canes con espacios de juegos y otros especialmente preparados para realizar ejercicios de adiestramiento; además de zonas estanciales para los usuarios adecuando el entorno mediante la plantación de arbolado. El mobiliario del parque canino incluye juegos de madera, fuentes especiales para perros, además de papeleras sobre un pavimento de terrizo que está dentro de un vallado perimetral.

El coste económico de esta actuación es, al sumar el impuesto sobre el valor añadido, de 88.669,68 euros. El adjudicatario de la obra, a cuyo concurso se presentaron seis empresas, fue la firma Celestino Fanjul. Su desarrollo se incluye dentro de un paquete de proyectos con personalidad propia que tiene en mente el equipo de Medio Ambiente y donde se incluyen, entre otros, un itinerario accesible al Pueblu d'Asturies y el Laberinto de la Biodiversidad en Cabueñes, cerca de la entrada al Centro de Arte de la Laboral.

Pero no es sólo un parque más dentro de los muchos que tiene Gijón. La puesta en marcha de este parque canino es una acción que busca ordenar los espacios de ocio para perros, con el fin de evitar problemas de convivencia entre propietarios de canes y usuarios de espacios públicos de la ciudad. Y en esa ordenación se integra también la delimitación de alrededor de cuarenta espacios en toda la ciudad donde poder tener a los perros sueltos.

Una lista que se vincula a la nueva ordenanza municipal reguladora de la protección y tenencia de animales de compañía, que fue aprobada por el Pleno el pasado mes de enero y entró en vigor en marzo, tras su publicación en el «Boletín Oficial del Principado de Asturias».

En ella se establece como regla general que todos los perros que circulen por las vías públicas y espacios libres públicos o privados pero de concurrencia pública «irán conducidos por persona capaz e idónea, sujetos con correa, cordón o cadena con collar con una longitud máxima de dos metros, siendo obligatorio el bozal siempre y cuando exista un comportamiento peligroso manifiesto y en el caso de animales potencialmente peligrosos». A esta máxima se aplican excepciones al hacer referencia a los perros que acompañen al ganado en la zona rural o a los perros de caza.

La nueva ordenanza, que sustituye a la que estaba en vigor en el municipio desde 1992, marca los espacios delimitados para que los perros jueguen sueltos, pero también establece normas de obligado cumplimiento sobre áreas vedadas a los canes. Por lo tanto, y por orden municipal, su presencia está prohibida en las áreas de juegos infantiles y en las playas «fuera de los meses y lugares señalados por el Ayuntamiento». En cuanto al transporte público, se acepta el acceso de «pequeños animales domésticos» en transportes apropiados y cerrados y bajo la custodia del viajero. Por supuesto, hay libertad de movimientos y entrada para los perros que acompañen a personas con discapacidades visuales o que auxilien a discapacitados psíquicos o físicos.