La constitución de un Ayuntamiento tiene algo de ceremonia de primera comunión, sin que ello signifique ningún demérito ni para los consistorios ni para las ceremonias eclesiales. Los comulgantes y comulgantas que se incorporan a las corporaciones visten sus mejores galas y algunos se someten incluso a la disciplina de la corbata, aunque lo habitual en ellos sea enseñar su cuello de trabajadores.

Los bedeles cargan con las dalmáticas y las mazas, y su acaloramiento, si el cielo está duro, hace implorar a algunos: ¿es que no hay aire acondicionado en esta Casa Consistorial? A los comulgantes y comulgantas les imponen un cordoncillo y medalla que recuerda a los viejos escapularios, y al más destacado de los muchachos o muchachas hasta le dan un bastón. Y a las ceremonias consistoriales asisten algunas familias, también convenientemente ataviadas (por ejemplo, a las nietas de la alcaldesa Paz Fernández Felgueroso las vimos crecer de toma de posesión en toma de posesión).

Faltan poco más de 24 horas para la ceremonia consistorial de mañana en el Ayuntamiento de Gijón y probablemente Santiago Martínez Argüelles, que comulga por el PSOE, todavía no sabe qué traje ponerse: si el del montón -el de marinero-, o el de almirante.

La indumentaria del PP es también una incógnita, aunque suponemos que vestirán de niños y niñas obedientes con el partido, lo que significa que la negociación con el FAC podría seguir abortada mañana a estas horas y entonces será Pilar Fernández Pardo la que le imponga a Santi las charreteras y la banda del almirantazgo. ¿Y después? Próxima parada, las elecciones generales. Si Cascos se presenta con el FAC, como ya ha anunciado, adiós al PP gijonés.