Oliver Gutfleisch es el jefe del departamento de magnetismo y superconductividad del Instituto de Materiales Metálicos, uno de los centros de investigación pertenecientes al Instituto Lebiniz para la investigación del estado sólido y materiales (también conocido como IFW) de Dresden (Alemania). Ayer intervino en el Congreso Ismanam, en el que científicos de todo el mundo exponen sus avances sobre nuevos materiales y sus aplicaciones. Gutfleisch está centrado en la fabricación de metales no existentes en la naturaleza que permitan aumentar la eficiencia de las turbinas eólicas y de los motores híbridos de los coches. «En el mundo ahora hay 600.000 coches híbridos; en 2018 habrá 20 millones», vaticinó ayer. También indicó la trascendencia de esas investigaciones si se quiere renunciar a la energía nuclear.

-¿Por qué?

-Si queremos descartar la energía nuclear, necesitamos buscar formas más eficientes de usar energías renovables. Para ello necesitamos materiales que sean más eficientes para almacenar energía o para convertir una energía en otra. En concreto ahora estamos investigando sobre materiales magnéticos para construir las turbinas y los motores de aerogeneradores de parques eólicos y también nuevos materiales magnéticos para utilizarlos en los motores de los automóviles híbridos, para que esos coches sean cada vez más potentes y puedan ir supliendo a los convencionales.

-¿Qué pueden suponer esos desarrollos?

-Conseguir mejorar la eficiencia de esos motores en un cuarenta o cincuenta por ciento respecto a los actuales.

-¿Es la única posibilidad para mejorar esos motores?

-La tecnología ya permite construir ese tipo de turbinas eólicas y de motores híbridos de los coches con materiales magnéticos más eficientes que los habituales. El problema es que para construir ese tipo de materiales magnéticos es imprescindible emplear las conocidas como «tierras raras», que son un tipo de metales muy escasos en la naturaleza. Ahora mismo el cien por ciento de la producción mundial de «tierras raras» está en China. Nosotros estamos buscando producir nuevos materiales que puedan sustituir a las «tierras raras», para no ser dependientes de China en el desarrollo de estas nuevas tecnologías. Se trata de nuevos materiales artificiales, en el sentido de que no existen en la naturaleza, pero se fabrican a partir de elementos que sí están en la naturaleza.

-¿En qué estado se encuentra esa investigación?

-Actualmente ya hemos desarrollado materiales que permiten sustituir el 80% de las «tierras raras» que se precisan para la construcción de este tipo de turbinas y motores. No obstante, estamos haciendo un estudio sobre la forma más adecuada de hacer esa sustitución para lograr los mejores resultados.

-¿En qué se traducirá este aumento de potencia de las turbinas eólicas por estos nuevos materiales?

-Para producir la misma cantidad de energía se podrán utilizar turbinas más pequeñas, más ligeras y menos voluminosas. Eso disminuirá el impacto ambiental de los campos eólicos. También facilitará el desarrollo de las granjas eólicas marinas, porque esa disminución de tamaño de los aerogeneradores hará mucho menos costoso el mantenimiento. Ahora el mantenimiento de los molinos es un coste importante de la energía eólica.

-Usted habla de que es preciso buscar una alternativa a la energía nuclear. ¿Cree que es posible prescindir de ella con el desarrollo de este tipo de tecnologías?

-El cambiar la forma de generación de energía, como se va a hacer ahora en Alemania supone otros retos. Si optamos por la energía eólica, ¿cómo se transporta esa energía desde donde se produce hasta Alemania, por ejemplo? Eso también supone un trastorno y una contaminación ambiental porque requiere tendidos eléctricos. Este es un debate que está abierto, porque hemos cometido errores en el pasado. Por eso hay que estudiar el modo para sustituir la energía nuclear.

-¿Quiere decir esto que usted considera que es más conveniente generar la energía cerca de donde se consume?

-Ahora lo que se está planteando en Europa es crear un consorcio en el que cada país aproveche las fuentes renovables para generar energía, como el sol en España o el viento en el norte de Europa y que pueda ser transportada a otros puntos de consumo, pudiendo toda Europa utilizar energía producida de la forma más eficiente. Aquí hay un punto delicado, como es darle una solución a todo el tema de almacenamiento de energía, que es clave. La energía nuclear sí se puede almacenar. El problema que tenemos que resolver es cómo almacenar energías renovables como las del viento y el sol. Esos es necesario porque estas energías no siempre se pueden producir cuando hay más demanda.

-También investiga mejoras en los motores híbridos para vehículos. ¿Y qué le parecen los motores eléctricos puros?

-El problema de los coches eléctricos es la capacidad de las baterías para tener potencia y autonomía suficiente. En Alemania ahora están dedicando importantes fondos para adecuar las baterías a esos requerimientos, de tal forma que los vehículos eléctricos puedan ser competitivos en prestaciones respecto a los coches de gasolina o gasoil. En todo caso, el futuro del vehículo eléctrico son los recorridos cortos en ciudades, mientras que para viajes más largos en carretera el futuro está en los coches con motor híbrido.

-¿No nos libramos del petróleo, entonces?

-No necesariamente. Los vehículos híbridos actuales emplean un motor de combustión y otro eléctrico que se carga recuperando la energía del otro motor cuando el coche frena. Pero en el futuro podría utilizarse el hidrógeno como fuente de energía. En todo caso, los avances científicos hacen en ocasiones que en plazos de cinco o diez años se puedan ver nuevas líneas de investigación haciendo posible lo que ahora puede parecer difícil. Lo que es importante es que la gente se conciencie de que nos tenemos que ir olvidando de los combustibles fósiles como fuente de energía. Las renovables nos van a hacer cambiar la mentalidad, porque es difícil que den las mismas prestaciones en un principio, aunque en el futuro eso mejore. Lo que no va a ser posible es seguir con el derroche energético; habrá que consumir energía de forma más eficiente. Lo contrario es inasumible.