Miriam SUÁREZ

La aprobación de un nuevo Plan General de Ordenación (PGO) no sólo ha reactivado la tramitación de los proyectos que se habían quedado en suspenso cuando el Tribunal Superior de Justicia de Asturias anuló la anterior normativa urbanística municipal. En algunos casos, como el del llamado plan parcial de Granda, se ha ido más allá de lo puramente administrativo, aprovechando el momento para introducir mejoras en el diseño inicial.

El plan de Granda transformará 337.000 metros cuadrados de suelo, antes rústico y ahora edificable, en una urbanización de 1.200 viviendas. El documento con las líneas generales de la actuación se presentó en el Ayuntamiento en marzo de 2008. Dieciséis meses después, el Tribunal Superior de Justicia de Asturias dictaba la anulación del PGO que daba cobertura legal a esta operación. Tras aprobarse un nuevo planeamiento -que entró en vigor el pasado mayo-, los trámites se han retomado prácticamente desde cero.

Los últimos planos remitidos a los servicios técnicos municipales presentan una modificación que afecta a la red de comunicaciones prevista inicialmente. Este cambio amplía el eje principal del ámbito de actuación, enmarcado entre la carretera de Pola de Siero, el parque fluvial del Piles y el nudo de la Autovía Minera, para conectar el área de Granda con el futuro desarrollo de Castiello de Bernueces, donde se llevará a cabo la mayor operación residencial del PGO con casi 4.000 viviendas.

Relacionando estas dos manchas de suelo edificable se pretende asegurar un crecimiento ordenado de la ciudad, que ya ha dado el salto a la ronda Sur y avanza hacia la zona rural. En un principio, el plan de Granda sólo había previsto abrir una vía de comunicación con la vecina parroquia de Vega-La Camocha. Al final, esa vía también llegará a Castiello.

La creación del nuevo conjunto residencial de Granda costará más de 18 millones de euros. Inversión que lidera la promotora Covibarges, que tiene su sede en Madrid y está presidida por el asturiano Armando Rodríguez Vallina. En la operación también participarán, aunque a menor escala, varios empresarios locales y algún particular. Si no fuese por la suspensión judicial del anterior Plan General, las obras de urbanización ya estarían posiblemente en marcha.

La actuación, diseñada por el arquitecto gijonés Alejandro Miranda, generará 50.000 metros cuadrados de zonas verdes públicas, que permitirá prolongar el espacio que la Confederación Hidrográfica del Cantábrico ha recuperado en torno al río Piles. Además, se destinarán 11.092 metros a infraestructuras deportivas; 7.000 para instalaciones sociales, y 4.000 metros cuadrados para usos comerciales. El mayor volumen de equipamientos se concentrará en la fachada que mira hacia la carretera de Pola de Siero, favoreciendo así su accesibilidad desde el exterior del polígono residencial.

El paisaje de Granda acabará de transformarse cuando la fábrica de Rubiera Predisa, situada en la frontera entre la parroquia y el barrio de Contrueces, se convierta en una urbanización de otros 1.100 pisos. El principal promotor de este proyecto es el grupo sevillano Navicoas. Su ejecución ensamblará el Gijón ya consolidado a la nueva trama urbanística que se irá construyendo en territorio rural.