El homenaje tributado ayer por la tarde a Jovellanos en la basílica del Sagrado Corazón de Jesús, dignísimo colofón a los actos conmemorativos del bicentenario de la muerte del polígrafo gijonés que se han desarrollado en Gijón a lo largo de los últimos meses, sonó a música celestial. La popular Iglesiona se quedó pequeña para dar acogida a esta celebración musical de enorme altura, organizada por las fundaciones María Cristina Masaveu, Príncipe de Asturias y Foro Jovellanos. Más de quinientas personas asistieron al evento, decenas de las cuales tuvieron que escuchar el concierto de pie, en zonas laterales del templo. Y nadie quedó defraudado con la magnífica interpretación del coro de la Fundación Príncipe de Asturias, dirigido magistralmente por José Esteban García Miranda.

El concierto se inició con los Liebeslieder Walzer, Op.52 de Johannes Brahms, de los que llama la atención el uso del ritmo de vals y el acompañamiento, que saca el máximo partido de un piano tocado a cuatro manos; en este caso, las manos llenas de destreza de María Teresa Pérez Hernández y Francisco Jaime Pantín. A los Liebeslieder les siguió, en la segunda parte del concierto, la Cantata a Jovellanos, de Emilio Arrieta, una composición que nació para conmemorar, el 6 de agosto de 1891, la inauguración de la estatua encargada al escultor catalán Manuel Fuxá para festejar la memoria del ilustre patricio gijonés, faro de la Ilustración.

La portentosa interpretación del coro de la Fundación Príncipe de Asturias, plena de solemnidad, engrandeció esta cantata que lleva letra del vizconde de Campo Grande, Plácido Jove Hevia, y cuya partitura fue transcrita y revisada por Fernando Menéndez Viejo.

Entre los asistentes al concierto se encontraban Fernando Masaveu, presidente de la Fundación María Cristina Masaveu Peterson, y la directora de la Fundación Príncipe de Asturias, Teresa Sanjurjo. Además del presidente de la Fundación Foro Jovellanos, Jesús Menéndez Peláez, como responsables de las entidades convocantes.

Menéndez Peláez fue el primero en tomar la palabra, para calificar el acto musical en la Iglesiona de «excepcional» y para destacar la «suntuosidad jesuítica» del escenario de celebración del concierto, «marco deseable para cualquier director de escena», según sus palabras. El presidente de la entidad jovellanista hizo memoria histórica de los avatares de esta cantata a Jovellanos y destacó la relevancia adquirida a lo largo de los años por el Coro de la Fundación, «de resonancias internacionales».

La alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, dio paso a la interpretación de las composiciones corales de Brahms con un parlamento previo de exaltación jovellanista. Moriyón apeló a una de las cartas que Jovellanos remitió en la época a Godoy para señalar las pautas de la actitud que debe regir cada día la labor de un buen político, ayer, hoy y siempre.

En definitiva, un concierto el de ayer en la basílica del Sagrado Corazón que cabe calificar de memorable, digno colofón al recordatorio de la conmemoración de los doscientos años del fallecimiento de uno de los asturianos más ilustres, de un gijonés señero, de la referencia política e intelectual de una región entera.