Miriam SUÁREZ

«Toneles con nombre propio que nos recuerdan lo que fuimos. Una mirada al Gijón de antes a través del mundo de la sidra». Con estas dos frases, el Colectivo de Vega en Defensa del Medio Rural anuncia la presentación del libro «¡Rómpese un tonel!» en un marcapáginas dibujado por Melquíades Álvarez. El tamaño del soporte exige concisión. Pero ese reclamo resume vidas enteras, las de quienes «trabajaron la tierra y sacaron de ella lo mejor».

El Colectivo de Vega ha estado recopilando documentación durante más de dos años para rendir tributo al paisaje y, sobre todo, al paisanaje de aldea. «A la dignidad y honradez de nuestros abuelos», en definitiva. Es otra forma de reivindicar el medio rural, que les permite, además, recaudar fondos para la lucha que libran contra el urbanismo desmedido en otros ámbitos como el judicial.

El título del libro recuerda el momento en el que se abría un tonel de sidra para su degustación en espicha. Lo que en jerga lagarera se conoce como «romper el tonel». Un ritual que se publicitaba en la prensa de la época, convirtiéndose en un acontecimiento de proyección comercial. Almacenes y lagares se abrían al público. Y hasta se les ponía nombre a los toneles.

Esta práctica empezó a perder fuerza a partir de 1920. En el libro, se recoge una muestra de 200 referencias. «La defensa del medio rural no ha de verse como un asunto menor, ni como la pretensión a ultranza de conservar un paisaje. No entendemos el paisaje sin gente, sin conocimientos, sin cultura y sin tradiciones vivas», expone el colectivo. «Cuando se transforma el territorio sin más criterios que los dictados por la codicia, no sólo perdemos una tierra fértil, se nos va un medio de vida y se castiga con el desarraigo a quienes atesoraron unos saberes condenados al olvido», prosigue.

«¡Rómpese el tonel!» pone en valor toda esa herencia. El texto y documentación es de Juan Carlos Río. De coordinar los contenidos se ha ocupado Carmen Suárez. Los vecinos aportaron sus fotografías antiguas. Y artistas como Melquíades Álvarez, Josefina Junco, Mabel Lavandera y Pablo Maojo prestaron su colaboración a la causa junto a Rubén Vega, Miguel Mingotes, Nuria Villemur, Alfonso Peláez, Rafael Loredo, José Luis Rendueles, Julio Rodríguez, Reyes Díaz, Alfonso Fernández, José Arias, Covadonga Valdés, Xesús Cañedo, Ángel Mato o Carlos Acuña.

También arrimaron el hombro la guionista Lola Salvador Maldonado (medalla de oro al Mérito en las Bellas Artes 2011), el sindicalista Cándido González Carnero, el cocinero Pedro Martino, el escritor Luis Miguel Piñera, el columnista Ladislao de Arriba, el sacerdote José María Bardales y el gaitero Xuacu Amieva. Así hasta llegar a 192 páginas, cuyo prólogo firma Javier Morán, periodista de LA NUEVA ESPAÑA. El próximo viernes (19.30 horas, Antiguo Instituto) saldrá a la luz todo ese esfuerzo.

A finales del siglo XIX surgió la costumbre de bautizar los toneles. Muchas veces, con nombres alusivos a los acontecimientos de la época. Sobre estas líneas, anuncio de «La Desgracia», de 29 de junio de 1902, días después de que una lancha de oficiales de la Academia de Artillería de Segovia chocase en El Musel con un vapor de pesca. A su lado, el tonel «Italia-España», que se rompió antes del primer partido internacional que se jugó en El Molinón (22 de abril de 1928). A la derecha, se hace referencia a la compra de votos por parte de los caciques en las elecciones generales de 1918.