C. J.

«Invertir en nuevas tecnologías está bien, ayuda a avanzar, pero no olvidemos que debe haber profesionales concienciados que sepan utilizar, enseñar y trasmitir esa tecnología a nuestros jóvenes. En el ámbito educativo, la alfabetización digital no tiene que llevar implícito nuevas inversiones en nuevas tecnologías, salvo para aquellos centros que no tengan ninguna instalación con ordenadores e internet», opina el decano del Colegio de Ingenieros Técnicos en Informática, Óscar Castro. Se trata, más bien, de lograr concienciar tanto a los responsables de los centros educativos como a los profesores y tutores de los alumnos. Todo, añade, con el objetivo de tener unos buenos profesionales para mantener una industria tecnológica que compita con el resto y genere riqueza», sostiene Óscar Castro, quien explica que el sector tecnológico y de la informática son dos buenos candidatos por los que apostar como motor de desarrollo económico. «Debemos empezar por mejorar la concienciación en la educación en estos temas», remarca el decano de los ingenieros técnicos.

A principios de año una de las primeras iniciativas conjuntas de los dos colegios profesionales del Principado incluía la creación del observatorio de la profesión con el ánimo de obtener datos claros que ayuden a tomar medidas correctoras sobre la industria TIC y sus profesionales. El resultado de ese «rastreo» es una información «poco precisa; apenas podremos sacar conclusiones, no tenemos nada concreto que podamos utilizar para hacer políticas directas de mejora de la industria y de la profesión», argumenta Óscar Castro.

Por el momento se han recopilado datos sobre los titulados en Informática que genera Asturias, así como la evolución de las matrículas. En enero se celebrará un nuevo encuentro de todos los agentes implicados en la elaboración del observatorio de la profesión para estudiar la publicación de los datos e iniciar la recopilación de otro tipo de información junto a otras escuelas para obtener el número de titulados que emigran de Asturias, y el gasto que representa formar a profesionales que después generarán riqueza en otras comunidades o países.