R. GARCÍA

Los familiares de Rubén Sevillano, el camarero de Pumarín fallecido en 2010 a escasos metros de su casa, piden para los dos presuntos delincuentes, que actualmente se encuentran en prisión provisional acusados de la muerte del gijonés, una condena total de 18 años de cárcel. El abogado de la acusación particular que representa a las víctimas en este procedimiento asegura que los dos detenidos -S. G. G., de 21 años y A. M. G. M., de 37- son autores de un delito de robo y de otro de homicidio.

El abogado ya ha presentado su petición de pena ante el Juzgado que tramita actualmente el procedimiento penal. La vista por estos hechos tendrá lugar el próximo mes de enero en un Juzgado de lo penal de Gijón. El tribunal encargado del caso tratará de clarificar durante los interrogatorios del proceso qué fue lo que sucedió exactamente antes de que falleciera Rubén Sevillano Medina.

El fiscal encargado del caso solicita para los detenidos una condena ligeramente inferior a la que pide la acusación particular. El ministerio púbico ha solicitado al Juzgado que se imponga a los reos una condena de quince años de cárcel, siete años y medio de prisión para cada uno de los acusados.

Los hechos que están a punto de llegar a juicio tuvieron lugar en la madrugada del 3 de febrero de 2010. Según el relato de lo sucedido que realiza en su escrito de conclusiones el ministerio público, los dos acusados salieron entonces del bar de copas en el que se habían conocido. Fue entonces cuando pararon a la víctima con la intención de «robarle». Los detenidos aseguran que sólo querían «dinero para una consumición». Rubén Sevillano Medina, que en esos momentos regresaba a su casa después de cumplir con su jornada de trabajo en un restaurante de Cimadevilla, se cruzó en el camino de los dos acusados.

El fiscal encargado del caso asegura que uno de los detenidos «le dio un puñetazo a la víctima derribándola fácilmente mientras el otro le registraba los bolsillos para robarle». Los dos presuntos delincuentes consiguieron quitarle al camarero los 20 euros que llevaba encima, dinero que posteriormente se gastaron en un bar de copas alejándose de esta manera del lugar de los hechos. Rubén Sevillano quedó tendido en plena calle y falleció poco después como consecuencia de un paro cardiaco que le sobrevino mientras se encontraba inconsciente en el suelo. Un taxista que en esos momentos circulaba por la zona se percató de lo que había sucedido, avisó a la Policía e intentó además auxiliar al herido. Los servicios sanitarios desplazados hasta el lugar de los hechos sólo pudieron certificar la muerte del camarero. «Al payo se le fue la mano y me ha metido en un lío, le dio un puñetazo fuerte al tío cuando sólo queríamos robarle», relataba ante sus allegados uno de los detenidos poco después del crimen.

Los agentes de la unidad de delincuencia especializada y violenta de la Comisaría pusieron entonces en marcha una laboriosa investigación en la que apenas se contaba con testigos de los hechos. Los funcionarios interrogaron a decenas de vecinos del barrio durante los trabajos. En primer lugar, los agentes arrestaron a S. G. G., un joven de 21 años de edad vecino de Gijón que fue localizado meses después del crimen. El juez de instrucción que dirigía la investigación del caso dispuso la entrada en prisión del acusado. Poco después, los agentes detuvieron a A. M. G. M., un padre de familia vecino de la zona oeste de la ciudad de 37 años de edad. Ninguno de los dos acusados contaba con antecedentes penales, según los portavoces de la Comisaría de El Natahoyo. Era su primera detención.