C. JIMÉNEZ

Un yacimiento emblemático con un riqueza biológica impresionante. Así define el catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, Arturo Morales Muñiz, natural de Gijón, el resultado de las sucesivas campañas arqueológicas desarrolladas en la antigua Fábrica de Tabacos de Cimadevilla. Los frutos se esos trabajos se traducen en una gran colección de restos orgánicos de microfauna y ejemplares de mayor tamaño que se encuentran en proceso de catalogación y análisis en el laboratorio de arqueozoología de la Autónoma de Madrid que dirige Morales.

El investigador gijonés, reconocido experto en el campo de la biología animal, hablará mañana en el Antiguo Instituto de los vertebrados hallados en el depósito de la Fábrica de Tabacos de Cimadevilla junto a Laura Llorente Rodríguez y Jimena López Arrabe. La Fundación Municipal de Cultura ha convocado para mañana, lunes, y el martes unas jornadas divulgativas, abiertas al público, en las que se abordarán los avances en las sucesivas campañas arqueológicas llevadas a cabo en el yacimiento de la antigua Fábrica de Tabacos de Cimadevilla.

Buena parte de los restos biológicos hallados pertenecen a la fase más antigua de colmatación del aljibe, entre los años 610 y 670 después de Cristo, explica Morales. «Lo que más encontramos son mamíferos, fundamentalmente perros», indica el catedrático. Hasta 22 canes fueron localizados en bastante buen estado de conservación durante las excavaciones. También hay muchos animales vinculados a las actividades del campo: vacas, ovejas o un ejemplar muy similar al «gochu» asturcelta. Su presencia se justifica, bien porque eran animales de compañía, se cayeron allí o fueron arrojados después de muertos, explica el catedrático de Biología Animal. Y en cuanto a la presencia de ácaros, según Arturo Morales, el de Tabacalera es el yacimiento «más rico del mundo». Indicador de ello es que se contabilizan por decenas de miles las garrapatas halladas en el depósito de la antigua fábrica de Cimadevilla, «mientras que en treinta años de excavaciones en Atapuerca apenas llegan a una docena».

El tesoro biológico de Tabacalera no es la primera sorpresa del yacimiento. Unos sondeos realizados en 2008 en la zona del claustro del antiguo convento de las Agustinas Recoletas -que luego se convirtió en Fábrica de Tabacos-, en Cimadevilla, dejaba al descubierto los muros que se corresponden con una construcción o estructura de la época romana. Durante las sesiones convocadas por la Fundación de Cultura para mañana se dará cuenta, además, de la recuperación y restauración de otros materiales hallados en el depósito romano. Entre los ponentes se encuentran Carmen Fernández Ochoa, Fernando Gil Sendino y Paloma García Díaz, codirectores de la excavación. Junto al catedrático de la Autónoma de la Madrid Arturo Morales también estarán presentes Andrea González Ibáñez y María José Luciáñez Sánchez, que han trabajado sobre los ácaros encontrados, y que ofrecerán la información que estos animales aportan sobre el pasado del yacimiento arqueológico.

La singularidad de estos restos es que se encuentran en un «estado óptimo» de conservación. «Quedó todo momificado», comenta Morales intentando aportar una explicación gráfica del estado de los restos biológicos hallados en el depósito de Tabacalera. Tampoco faltan los moluscos. «Hay muchas púas de oricios, mejillones, ostras, bígaros, llámparas...», relata el director del laboratorio de Arqueozoología de la Universidad Autónoma de Madrid para justificar el amplio catálogo de especies procedentes del yacimiento de Cimadevilla. Estos restos dan cuenta también de los usos y costumbres de los antiguos habitantes del barrio alto. Los investigadores confirman la existencia amplias zonas de bosque y pradería en las inmediaciones de lo que fue la antigua Fábrica de Tabacos. «Llama la atención que no se localizaran aves de corral», pero los restos de hayedos y robledales «hablan» de las características del hábitat de la época. «Ves cosas que en otros sitios no se encuentran», dice Morales. Como ejemplo cita el caso de un ejemplar de meloncillo, un pariente de las jinetas, que procedería de una zona próxima a Argel en la que ahora se encuentra ya extinguido y que no tiene precedente en la península Ibérica. «Pudo llegar aquí como mascota», argumenta el investigador. Junto a éste, forman parte de la colección faunística de la Tabacalera cuervos, cornejas, un martín pescador, gatos y también besugos y maragotas.

La labor que queda por delante a los investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid pasa por contextualizar bien lo que se ha localizado hasta ahora. «Hay mucho y bueno», confirma Arturo Morales. Tampoco faltan ratones «y todo tipo de moluscos», incluso unos pequeños cangrejos que dan cuenta de la buena calidad del ambiente donde se hallaron. Dentro de unos meses estará todo catalogado, confirma Morales.