Después de más de seis décadas de ejercicio profesional, Miguel Díaz-Negrete dejó cientos de recuerdos a sus compañeros de profesión. Algunas vivencias son muy conocidas, como sus trabajos altruistas para el Sporting de Gijón y para Proyecto Hombre, pero otras permanecen en el anecdotario de algunos pocos. En lo que coinciden todos los profesionales del sector de la arquitectura es en definir a Díaz-Negrete como una persona «incansable» que trabajó hasta el último momento y como todo un «ejemplo a seguir».

José María Cabezudo, arquitecto gijonés, quiso destacar, tras conocer el pasado sábado el fallecimiento de Díaz-Negrete, el «espíritu joven» con el que vivió durante los últimos años el profesional: «Lo recuerdo como un admirado compañero que siempre quería aprender». Cabezudo mantiene vivo en su memoria un recuerdo que le unirá siempre a Díaz-Negrete: «Cuando empezábamos a utilizar los ordenadores acudimos juntos a un curso de dibujo que en principio estaba lleno de gente joven pero en el que Díaz-Negrete también quiso participar». Un ejemplo más del «tesón» que algunos atribuyen al arquitecto fallecido el pasado sábado en Gijón y que corroboraba además otro de sus colegas de profesión, el también arquitecto Jovino Martínez Sierra: «Fue un ejemplo a seguir en cuanto a vitalidad y en cuanto a las ganas de mantener el esfuerzo y de aprender hasta el último día». «Era un hombre extraordinario en todos los sentidos», concluía en el tanatorio de Cabueñes el párroco de Somió y amigo de la familia, Ángel Pío Sánchez.

Los momentos de la vida de Díaz-Negrete volvían ayer a la mente de quienes habían trabajado con él. Jesús Morales, el que durante dos décadas fuera concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Gijón, destacaba el momento en el que el gobierno local encargó a Díaz-Negrete la rehabilitación de la Escalerona, una obra que había realizado en su día su padre: «Fue un momento muy bonito y muy simbólico y sabemos que a él le prestó mucho, siempre tuvimos una relación muy buena porque era una persona muy correcta y un gran profesional».

La lista de calificativos que ayer algunos conocidos le dedicaban a Díaz-Negrete no acaba ahí. «Era una persona mesurada e independiente», añadía el también arquitecto Jerónimo Junquera, «no estaba sujeto a las últimas locuras que hemos vivido en la profesión, era de esos que practican una arquitectura muy callada y discreta, pero a la vez muy buena».

Pero no sólo se han sumado al dolor de la familia los arquitectos. El fallecimiento de Díaz-Negrete supuso además un fuerte varapalo para los miembros de Proyecto Hombre, una sociedad que el propio arquitecto gijonés había ayudado a fundar. Joaquín Mateos, el presidente de la Fundación CESPA que actualmente gestiona las instalaciones de esta organización benéfica, recordaba a Díaz-Negrete tras su fallecimiento como «una persona extraordinaria y solidaria con un interés muy importante hacia los demás». «Hay que valorarlo como persona y no sólo como profesional. Sus importantes raíces cristianas eran admirables, era de esos ciudadanos que te reconcilian con la religión», concluía Mateos.

La obra de Miguel Díaz-Negrete en Gijón

- Colegio la Asunción (1948).

- Quiosco de Los Campos (1950).

- Sanatorio del Carmen (1950).

- Edificio plaza Seis de Agosto, calle Corrida y Moros (1950).

- Remodelación de El Molinón (1951).

- Caja de Ahorros (1951).

- Remodelación del paseo del Muro (1951).

- Edificio de oficinas en la calle Marqués de San Esteban (1953).

- Ateneo Jovellanos (1953).

- Mercado de San Agustín (1955).

- Viviendas para empleados del Ayuntamiento en la avenida de la Constitución esquina con Manuel Llaneza (1955).

- Polígono de las «1.500» de Pumarín (1956).

- Edificio en Marqués de San Esteban esquina con calle Zamora (1957).

- Edificio de la Cooperativa de Agentes Comerciales en Los Campos (1957).

- Edificio calle Corrida, 14 (1957).

- Edificio en Doctor Aquilino Hurlé esquina con la calle Manso (1958).

- Empresa Confecciones Ike (1958).

- Grupo Darsa en la calle Brasil (1959).

- Ampliación del Colegio San Vicente de Paúl (1961).

- Cine Pumarín (1962).

- Edificio Garmoré en la confluencia entre las calles Hurlé, Manso y Urquijo (1962).

- Instituto de Roces (1963).

- Manzana de la plaza del Humedal entre la avenida de Portugal y Magnus Blikstad (1964).

- Residencia Robledo (1964).

- Edificio y pabellón de La Arena (1967).

- Iglesia de San Miguel de Pumarín (1968).

- Colegio las Ursulinas (1968).

- Iglesia de los Carmelitas (1976).

- Edificio situado en la confluencia entre las calles Corrida, Munuza y Santa Lucía (1977).

- Edificio del Banco Santander en la plaza de San Miguel (1977).

- Nave en Tremañes (1994).

- Rehabilitación de la Escalerona (2002).

- Oficinas de la Feria de Muestras (2002).

- Torres Jovellanos en la avenida de la Constitución (2003).

- Edificio «Las Camelias» en Pablo Iglesias (2006).

- Gimnasio del Colegio de la Asunción (2008).