M. SUÁREZ

La remodelación de la avenida de Castilla no deja de dar problemas. Y, ayer, las molestias ocasionadas por las obras incluso motivaron la intervención de la Policía Local. Es la punta de un conflicto que se ha ido afilando a medida que se retrasaban los trabajos de urbanización. El proyecto, que tenía que haberse desarrollado en 18 meses, lleva ya dos años de ejecución y todavía no se ha terminado.

Las dificultades económicas que atraviesa Ceyd, empresa adjudicataria de la reforma, han dilatado los plazos hasta desesperar a vecinos y comerciantes de la zona. La paciencia de uno de los autónomos afectados por esta situación llegaba ayer a su límite: «Llevo cuatro días con el acceso a la tienda completamente cercado. Para que un cliente pueda mostrarme unos zapatos del escaparate, antes tenemos que salir a la carretera y rodear todas las vallas».

Según José María Llorente, propietario de Calzados Llorens, estos dos años de obras han perjudicado considerablemente su actividad comercial. Pero que los operarios hayan elegido la temporada de rebajas para ponerse de nuevo a trabajar delante de su negocio es la gota que colma el vaso. Las obras, denuncia Llorente, tienen ahora bloqueada la entrada de su negocio, algo que considera intolerable y que ayer ponía en conocimiento de la Policía Local.

«El pasado martes estuvieron picando el tramo de hormigón que había delante de la zapatería para colocar las baldosas definitivas de la acera. Las dejaron puestas ese mismo día. Hoy (por ayer) es viernes y esto sigue vallado», expone José María Llorente. En el resto de comercios de la zona, sin embargo, «quitaron las vallas de un día para otro», asegura. De ahí que se haya tomado como algo personal las decisiones que está adoptando la empresa constructora.

Este comerciante de la avenida de Castilla siempre se ha mostrado muy crítico con las obras de urbanización. Incluso ha utilizado los escaparates de su zapatería para difundir públicamente sus quejas al respecto. Ahora, dice sentirse represaliado. «Me están acosando, esto es un atropello», considera. Desesperado por la situación, ayer daba el paso de pedir ayuda a la Policía, que se personó en la zona para tomar nota de lo ocurrido y pedir explicaciones al jefe de la obra.

«El encargado se ampara en no sé qué informe técnico para mantener las vallas», explica Llorente. «La cuestión es que esto sólo lo están haciendo con mi negocio y, supongo, que alguien será responsable de ello», recalca. Señala a la empresa adjudicataria del proyecto de reforma, aunque espera que el Ayuntamiento tome cartas en el asunto para que las obras de la avenida de Castilla «no acaben de rematarnos».

Los operarios comenzaron a trabajar en este eje urbano de la ciudad en enero de 2010. A finales de ese año, se lograba completar el tramo comprendido entre la avenida de la Costa y la calle de Torcuato Fernández-Miranda. Y el pasado mes de abril el Ayuntamiento ponía en servicio la nueva rotonda que regula el tráfico en la zona del Piles. Falta el tramo intermedio de la avenida y el «parking» subterráneo que explotará Ceyd como parte del contrato de obras. A los obstáculos que ahora salpican la calle se suma la avería de una farola y ya se han producido caídas. La última accidentada incluso requirió la asistencia de una ambulancia.