R. VALLE

Carmen Moriyón aseguraba en su discurso inaugural que «este proyecto merecería el voto unánime de la Corporación si se miran las cifras y se olvidan los prejuicios que supone que sea el primer presupuesto en 32 años en el Ayuntamiento de Gijón no elaborado por el PSOE. Recortar gasto corriente, apostar por el empleo y ampliar los recursos sociales no es el ideario de ningún partido concreto, sino la respuesta a las necesidades de los gijoneses». Pero esa unanimidad que deseaba la Alcaldesa no se hizo realidad. Al final, fueron los votos del PP los que permitieron a Foro sacar adelante un presupuesto municipal -el primero y más importante de Asturias- de 197,4 millones, que se eleva a 282,9 en el consolidado de entidades municipales. Y gracias, porque la ausencia en el salón de plenos del edil forista Carlos Rubiera cuando iba a empezar la votación de los presupuestos pudo haber dado al traste con la delicada operación matemática. Al final, 14 manos se levantaron al preguntar Moriyón «¿votos a favor?», y 13, las de PSOE e IU-Los Verdes, cuando se buscaron los votos en contra.

Para la Alcaldesa de Foro, estos presupuestos, a los que falta pasar el trámite de la información pública antes de ser definitivos, son «unos presupuestos austeros, sociales y comprometidos con el empleo», que demuestran que «la austeridad es una seña de este gobierno» y permiten que el Ayuntamiento de Gijón «sea una institución sólida que mira por el futuro, lo que significa trabajar con un menor endeudamiento». Nada que ver «con lo que nos encontramos: una gestión despilfarradora que elevó el gasto corriente, redujo la inversión y dejó el problema de la deuda para los que vinieran detrás».

Precisamente, anteponer el pago de la deuda a la capacidad inversora del Ayuntamiento fue uno de los pilares del rechazo al presupuesto de los dos partidos de la izquierda. «Ésta es una boda presupuestaria a la que seguirá un banquete donde el asiento principal es para los bancos. De cada euro que gaste el Ayuntamiento, trece céntimos irán a la gran banca de este país. ¿Ésa es la prioridad, con la que está cayendo?», aseguró el portavoz de IU-Los Verdes, Jorge Espina.

«¿Parálisis?, lo que pasa es que vamos tan rápido que ni nos ven pasar»

>

Concejala de Hacienda (FAC)

«Es un presupuesto nefasto para Gijón y un pacto donde el PP ha marcado el ritmo»

>

Portavoz del PSOE

«En este acuerdo hay apoyo legítimo y responsabilidad para salir de la crisis»

>

Portavoz del PP

«Ni boda ni banquete. Aquí hay apoyo legítimo y responsabilidad en un presupuesto elaborado por Foro y PP, PP y Foro, para salir de la crisis. El presupuesto que necesita Gijón», explicaba minutos después la portavoz del Partido Popular, reivindicando las estrategias generales de potenciación a la atención social y la promoción económica, y desgranando iniciativas populares como el plan de drogas o el servicio municipal de urgencias sociosanitarias. Pilar Fernández Pardo destacó la bondad de las cuentas gijonesas pese a la incertidumbre de realizarlas sin conocer los datos definitivos de los presupuestos estatal y autonómico y «las herencias del pasado». Para Pardo, sí tiene importancia el pago de la deuda municipal, porque «como en toda economía familiar, donde no entra no se puede gastar y el endeudamiento tiene un límite».

La concejala de Hacienda, la forista Carmen Alsina, profundizó en esa idea al asegurar que su diseño presupuestario rebajará de 170 a 156 millones «la deuda oficial». Alsina hacía esa matización tras hablar de 70 millones de «endeudamiento oculto», que se corresponden con la elección por parte del anterior gobierno del sistema de «renting operativo» para hacer frente a la construcción de las cocheras de Emtusa y el centro municipal de El Llano. Otros dos mensajes de Alsina en referencia a las críticas de la oposición: «El Ayuntamiento no es ni debe ser el empleador de Gijón» y «¿Parálisis? Lo que pasa que vamos tan rápido que ni nos ven pasar». En cuanto a la inversión real, Alsina reconoció que la partida municipal de 6,4 millones supone un descenso del 44% sobre el mismo epígrafe del último presupuesto, pero elevó la capacidad inversora municipal a 24,7 millones al sumar las operaciones de inversión de las empresas municipales y los cuatro millones que debe transferirle el Gobierno regional del «plan A», sin ejecutar.

Desde la bancada socialista, Santiago Martínez Argüelles habló de un «presupuesto nefasto para Gijón» y «un pacto donde el PP ha marcado el ritmo y sacado muy poco a cambio, un pacto barato». El portavoz del Grupo municipal Socialista defendió con todo tipo de argumentos la necesidad de que el Ayuntamiento aumentara sus inversiones para convertirse en el motor de la economía local a través del impulso de obras públicas. «Éste es un presupuesto profundamente ideológico, donde no se prioriza la actividad económica, sino el pago de la deuda, dando a Gijón una medicina para una enfermedad que no tenemos. Nunca una reducción de sólo tres millones de euros tendrá tanta trascendencia y será tan perjudicial para Gijón. Es tan irresponsable gastar por gastar como ahorrar por ahorrar».

Tras la reflexión de Martínez Argüelles, Fernández Pardo aprovechó su segundo turno para dejar claro el coste real del apoyo de los cinco ediles de su grupo a los presupuestos que garantizan la estabilidad económica al gobierno de Carmen Moriyón, cuya investidura también apoyaron en su momento. «Nunca un pacto resultó más barato a los gijoneses. El PP no ha pedido nada a cambio; otros pedían coches oficiales, moqueta o despachos», sentenció en referencia a colaboraciones previas entre PSOE e IU. Sí advirtió la líder popular a sus compañeros de viaje presupuestario que estarían muy atentos a la ejecución de estos presupuestos para que no queden en papel mojado y pidió a los gijoneses «un margen de confianza, porque son unos presupuestos distintos, realizados por fuerzas políticas distintas y en una situación de crisis».

Ninguna de estas argumentaciones convenció a los líderes de la izquierda. Para Jorge Espina, «el efecto sobre Gijón de este presupuesto será el mismo que el de una planta adormidera», y para Santiago Martínez Argüelles, «son malos para Gijón, supondrán un crecimiento del paro y significan la negación de lo público». Nada que ver con la argumentación final del discurso de la Alcaldesa. Carmen Moriyón cerró su breve participación en el debate presupuestario con un «con estos presupuestos dejamos atrás la política del gasto corriente creciente y la puesta en práctica de instrumentos de empleo que sólo fabricaban paro. Esperamos contar con los medios suficientes para hacer frente a los estragos causados por la crisis, porque con estos presupuestos damos un paso firme hacia el futuro».