M. CASTRO

En el año 2002 la Autoridad Portuaria de Gijón sacaba a información pública el proyecto para ampliar el puerto de El Musel. La imposibilidad de que las viejas dársenas recibieran enormes buques graneleros de más de 180.000 toneladas, necesarios para convertir El Musel en un puerto de transbordos de mineral para competir con el de Rotterdam, fue la principal justificación del proyecto. Diez años después, El Musel ha duplicado su superficie pagando, hasta el momento, más de 700 millones de euros, para lo que ha tenido que endeudarse. Los nuevos muelles permanecen prácticamente vacíos y el magno proyecto para instalar una terminal de graneles sólidos equiparable a las de Rotterdam parece haberse diluido en la realidad. Ésa es la herencia que han recibido los actuales gestores portuarios, cuyo reto es comenzar a llenar el puerto.

La Autoridad Portuaria señalaba en 2002 que con la ampliación «el puerto podría asegurar un tráfico con buques VLBC (siglas en inglés de graneleros muy grandes) con una bajada importante de fletes, lo que haría posible consolidar el tráfico de transbordos y convertir el de Gijón en un puerto "hub" o de transbordo posicionándolo a nivel internacional como competidor en términos de costes con el puerto de Rotterdam». El nuevo muelle Norte de El Musel se concibió para albergar una terminal con capacidad para mover 25 millones de toneladas de hierro y carbón al año. EMO, la principal terminal granelera de Rotterdam, mueve 35 millones desde el principal nudo logístico del mundo: el puerto holandés.

La operación requeriría el traslado de la actual terminal granelera del muelle Marcelino León, que ocupa EBHISA, a la nueva dársena. En 2009 un grupo de trabajo integrado por directivos de la Autoridad Portuaria y de EBHISA evaluaron el coste de ese traslado: entre 150 y 200 millones de euros. Arcelor-Mittal, principal cliente de la terminal, se mostró reticente a un cambio que, según diversas fuentes, implicaría triplicar las tarifas de descarga de mineral para costear la operación. Así, un proyecto que se justificó por el supuesto abaratamiento de los aprovisionamientos de materias primas para la gran industria asturiana se hizo inviable justo por lo contrario. En 2010, la Autoridad Portuaria encargó un informe (que pagó Arcelor) a Atic Services sobre el traslado, que concluyó que era inviable económicamente y que, en todo caso, podría reevaluarse a partir de 2015. El 30 de junio de 2010 el consejo de administración de la Autoridad Portuaria prorrogaba durante treinta años la concesión de EBHISA en su actual ubicación.

Paralelamente, el puerto comenzó a pensar en la venta del 68,8% de sus acciones en EBHISA, para lo que contrató los servicios de la consultora EC Harris, que puso a la venta ese paquete accionarial por 150 millones de euros, cifra que fue rebajando hasta los 50 millones. Cuatro empresas se mostraron interesadas, pero ninguna pujó.

Además de competir con Rotterdam en transbordos, en su día la ampliación también se justificó por el colapso que sufría EBHISA, algo que se solucionó prolongando sus actuales muelles y dotándolos de una tercera grúa pórtico, con lo que pasó de tener una capacidad de 12 a 17 millones de toneladas anuales. En 2012 no se prevé que descargue ni 10, cifra que superó ligeramente el año pasado.

La ampliación también se justificó por la instalación de una regasificadora, que se está construyendo, pero sin que hayan aparecido empresas interesadas en operar la terminal en la que tendrán que descargar los barcos metaneros. El anterior Gobierno regional justificó la regasificadora por los estudios para construir en Asturias once centrales eléctricas de gas. Sólo se han construido dos, de HC, que reciben combustible por gasoducto. Los planes para construir un oleoducto a León y una terminal de carbón térmico en La Robla también se desinflaron. La captación de tráficos de automóviles y pasajeros, con los que también se justificó la ampliación, se están haciendo por el muelle de la Osa, en el viejo puerto.

La ampliación sí va a servir, de momento, para liberar de la descarga de carbones al muelle Moliner. La Autoridad Portuaria está acondicionando unos 100.000 metros cuadrados del muelle Norte para que Alvargonzález descargue con una grúa móvil el carbón que antes manejaba en el Moliner.

La obra de El Musel se inauguró el 11 de enero de 2011. El entonces presidente regional, Vicente Álvarez Areces, señaló: «Hoy es un día especial para mí. Siempre ha merecido la pena luchar por lo que uno cree». Seis años antes, Areces se sumaba a la reunión del consejo de administración de la Autoridad Portuaria (del que no formaba parte) que adjudicó la obra. En la rueda de prensa posterior, señaló: «Es una de las mayores satisfacciones de mi vida personal y política», un proyecto que salió adelante «por la iniciativa política del Gobierno del Principado y la iniciativa técnica complementaria de la Autoridad Portuaria», gracias al que «Asturias tiene hoy un futuro mejor con esta gran obra pública» de la que dijo que va a «dinamizar la economía asturiana».