C. J.

Lucus Asturum-Lucus Augusti es una de las vías romanas más desconocidas de la región, pero también de las que más gustan a los aficionados al senderismo. La arqueóloga gijonesa Patricia Argüelles, que ha dedicado su trabajo fin de máster a esta antigua calzada romana, presentó ayer en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón el resultado de más de seis meses de prospecciones en el tramo de unos 40 kilómetros que cubre la distancia entre Lugo de Llanera y Cornellana. El trabajo, presentado en la Universidad Autónoma de Madrid, donde cursó el posgrado de Arqueología, está considerado como el paso previo a una obra compilatoria sobre las calzadas romanas en la Asturias transmontana, que será objeto de la tesis doctoral de esta gijonesa en la Universidad de Oviedo.

Argüelles sostiene que es precisamente por el elevado número de explotaciones auríferas en el occidente asturiano por lo que se crea la vía «Lucus Asturum». «Era un sistema para comercializar el oro», explica la joven, que ha dividido el trazado en cuatro subtramos: el que arranca en la inmediaciones de Lugo de Llanera y va hasta La Corredoria; el que bordea Oviedo hacia El Escamprero (topónimo original de lo que actualmente se conoce como El Escamplero); un tercer tramo que avanza hacia Valduno y Grado, y, por último, el que finaliza en el entorno de Muros de Doriga.

«El tramo más rico arqueológicamente es el que va desde El Escamprero hacia Valduno, que es también un enclave romano muy importante», subraya Argüelles, quien considera especialmente relevantes los hallazgos de losas con cierta antigüedad bajo los actuales tramos de calzada con asfaltado contemporáneo. «En Peñaflor, donde cruza el Nalón nos encontramos un puente de antiguo mortero romano», apostilla Argüelles.

Avelino Gutiérrez, profesor de Arqueología en la Universidad de Oviedo, incidió durante la presentación de este trabajo en la finalidad comercial de la vía «Lucus Asturum», «que no sólo une ciudades, sino también puntos de explotación», en referencia a la incipiente industria del oro que los romanos activaron en el occidente asturiano.

«El tramo completo se podría realizar en un jornal», indica la arqueóloga gijonesa, quien detalló a renglón seguido cómo en el tramo final, en el entorno de Doriga, se situaría una «mansio» o posada de descanso que serviría como lugar de avituallamiento y descanso antes de continuar hacia Lugo. «Muchos tramos se aprovecharon después para el Camino de Santiago», argumentó Argüelles, a preguntas del público sobre lo desconocido de esta ruta. «Lo mejor de todo está hoy bajo el asfalto», concluyó la joven.