P. T.

Existe la percepción generalizada de que los comerciantes chinos no se integran en la sociedad española, pero hay casos que contradicen esta idea. Lin Lin, por ejemplo, lleva diez años regentando negocios en Gijón y lo hace con un estilo más propio de España que de su país.

Conocida en el vecindario de la zona de Menéndez Pelayo, utiliza el humor como arma de venta. Algo que no pierde pese a que tiene una de sus dos tiendas en liquidación por cierre ante la crisis de ventas. «En Gijón no tocó el gordo de la lotería», proclama con una sonrisa. Cuando una cliente habitual le intenta regatear el precio de unos cojines, contesta de nuevo con humor. «¡Qué tengo que comer!», exclama.

Xiao Chun, por su parte, lleva cinco años regentando su comercio en Marqués de Casa Valdés. Maneja el castellano con habilidad y una de sus dos hijas ya está escolarizada en Gijón.