A. R.

La sidra busca un hueco en la ordenanza de protección de la convivencia ciudadana que Foro Asturias intenta consensuar con grupos políticos, autoridades y colectivos ciudadanos. Ese hueco tiene que ser, según algunos colectivos asturianos, en forma de una mención explícita excluyente que no deje lugar a la duda sobre el hecho de que escanciar sidra en la calle o tomar unos «culinos» en una vía pública no puede igualarse a ningún concepto que tenga que ver con el «botellón». La publicación «La Sidra» abanderó esta semana la petición ante las autoridades municipales de Gijón de que se «recoja expresamente como excepción en la ordenanza del botellón el consumo de sidra en lugares públicos», para evitar futuros o posibles malentendidos, y en la misma línea están los portavoces empresariales del negocio sidrero.

En concreto José María Osoro, presidente de la Asociación de Lagareros, pedía esa misma atención en la ordenanza que se quiere concretar «en una ciudad tan importante para el consumo de sidra y con tanta tradición como es Gijón», apuntaba. «Si hay que pronunciarse con más contundencia, nos pronunciaremos, pero lo que tenemos claro es que flaco favor se le puede hacer a nuestro producto regional por antonomasia si dejamos lugar a las dudas», explicó.

Para Osoro, la sidra es una bebida «ajena al fenómeno del botellón, porque la inmensa mayoría de la producción se consume en sidrerías de una forma muy controlada; pero si con la disculpa del botellón se pretende atacar también un consumo que tiene tanto que ver con nuestra cultura social, no lo veríamos en absoluto lógico», expuso Osoro, que apeló «a la sensatez de todos» en un tema como el del consumo de sidra.

El presidente de los llagareros aseguró que ha tenido conversaciones con grupos municipales gijoneses -como las tuvieron en otros foros de debate regional-, al respecto de lo que puede pasar en la formalización de la ordenanza «y coincidimos todos en que el botellón es un fenómeno totalmente ajeno a nosotros».