Amancio Ortega, el patrón de Inditex, un tipo acostumbrado a no dar puntada sin hilo, ganó el pasado año unos cuantos millones de euros más que en el ejercicio contable precedente. Ortega y su imperio textil le cosen zurcidos a la recesión y le han hecho un traje a una competencia cuyos balances se encuentran manga por hombro. De manera que, con inteligencia, la crisis puede convertirse también en oportunidad, sin necesidad de meterse en camisas de once varas. Ocurre que los ricos son cada vez más ricos y los pobres, cada vez más pobres. Y para evitar que el crecimiento de la distancia entre ambos genere conflicto, la Policía tendrá que ser más numerosa. En esencia, la crisis está causando el finiquito de las clases medias. Lo cual conlleva un grave perjuicio para el sistema: sin burgueses no hay democracia.