Ni Pérez, ni López. Simplemente Josechu. Ese es el nombre de guerra del edil gijonés más veterano del Grupo municipal Socialista. José María Pérez López empezó su andadura en el Ayuntamiento en 1999 y a lo largo de los últimos años ha sido responsable político de las áreas de Promoción Económica, Turismo, Comercio, Comunicación e Innovación. La decisión de Javier Fernández de colocarlo en el número cuatro de la candidatura socialista a las autonómicas garantiza el adiós de Josechu al Ayuntamiento.

-¿Por qué decide poner punto final a una trayectoria municipal de 13 años y al compromiso que asumió en mayo?

-Había un compromiso con Santiago como candidato y con Sariego como secretario general para estar en esa candidatura, pero los tres éramos conscientes de que el compromiso se acababa, precisamente por esos trece años que llevo en el Ayuntamiento, y que iba a ser el último mandato por mi parte. Son ellos los que me plantean la opción de participar en esa candidatura autonómica para contribuir en el objetivo de renovación y cambio de imagen, que ya se está produciendo dentro del propio partido pero no se había exteriorizado con la misma intensidad hacia la opinión pública.

-Pues en mayo Santiago Martínez Argüelles le definió a usted como la columna vertebral del Grupo municipal Socialista. ¿Se queda el grupo sin columna vertebral o mintió Argüelles?

-(Risas). Ni lo uno ni lo otro. Recuerdo aquella rueda de prensa en la que Santiago y Sariego me pusieron casi como el más viejo de la corporación cuando soy el más joven del grupo municipal. Mi papel tenía que ver con el hecho de que, precisamente por llevar más años que los demás en el Ayuntamiento, tenía un conocimiento de primera mano sobre el funcionamiento de la organización municipal y los proyectos de la ciudad. Ese conocimiento el grupo municipal no lo va a perder. Que me incorpore al grupo parlamentario no quiere decir que me olvide de mi ciudad. Voy a seguir estando aquí y muy al cabo de todo lo que pase.

-Para estar en el grupo municipal su gran valor era la veteranía y ahora para estar en el grupo parlamentario, la juventud. ¡Usted es perfecto para todo!

-Es verdad que llevo muchos años en el Ayuntamiento, entré con 26 y tengo 39, y es verdad que, de momento, sigo siendo joven. Una de las cuestiones que se buscaba con la candidatura autonómica era que la renovación incluyese a personas que aportasen algún activo: conocimiento, experiencia, nivel de respaldo o representación en ciertos ámbitos....

-¿Qué cambió en estos ocho meses para que esa idea tan clara de renovación que ahora se tiene no se tuviera en su momento?

-Cambió todo. El escenario nacional, con el PP gobernando y haciendo lo contrario de lo que dijo que iba hacer, el escenario autonómico, con una situación de parálisis que creemos insoportable para la región, y el escenario interno del partido, donde se ha hablado de la necesidad de cambios para recuperar la confianza de la gente. Eso tenía que reflejarse en la candidatura y haber conseguido un respaldo del 90% supone que se responde a esa demanda interna y de la sociedad asturiana, que no sólo requería mensajes nuevos sino caras nuevas.

-Parece que Cascos ha servido para que el resto de los partidos asuman que había que cambiar.

-Desgraciadamente Cascos para lo único que ha servido es para paralizar la actividad de esta región, que está camino de los 100.000 parados, tener una Administración autonómica que no se mueve y una situación de conflicto institucional asentado. Es la segunda vez que la derecha gana y es la segunda vez que la derecha hace del conflicto su única arma política en Asturias.

-¿Conflicto? Será en Asturias, aquí existe el «espíritu de Gijón» entre PP y Foro.

-Sí, aquí hay amor... pero verdadero verdadero no es. El Pleno del viernes fue un buen escenario para ver que hay cierta comunión de intereses en determinados momentos pero ningún pudor para tirarse los trastos a la cabeza a la mínima. Con la convocatoria de elecciones el PP descubre de repente que Foro le traiciona y Foro en Gijón descubre que hay una especie de coalición del mal contra ellos formada, casualmente, por los mismos que les auparon a la Alcaldía.

-¿No se cree la retirada del apoyo con que amenaza Pilar Fernández Pardo a Carmen Moriyón?

-Después del 25 de marzo van a volver a esa relación de intereses que tienen. Gijón desacredita el mensaje de Cascos sobre el extraño pacto contra él pero la situación regional es de conflicto entre las derechas y aunque en Gijón, por estrategia tanto del PP como de Foro, ese conflicto esté apaciguado es latente.

-¿Una retirada del apoyo de PP a Foro llevaría al PSOE presentar una moción de censura?

-No digo que sea un escenario imposible, porque imposible no hay nada, pero es muy muy improbable.

-O sea, que el PSOE gijonés da por bueno estar cuatro años en la oposición.

-Por bueno no lo damos, pero entendemos que esa es la situación más probable y que el PP va a sostener que Foro se mantenga al frente de la institución. Otra cosa es que eso suponga estabilidad en el gobierno de Gijón. Hasta ahora se produjo, pero el conflicto regional puede abrir una brecha. De todas maneras existe el interés común de eliminar en la ciudad cualquier vestigio de algo que huela a progresista. Uno de los dramas de esa mayoría de la derecha es que funciona por el rechazo que les genera el PSOE, eso les une más que el mejor pegamento.

-¿Qué elementos de la identidad de Gijón considera degradados tras estos primeros meses de gobierno de Foro?

-Varios y en varios frentes. Uno muy evidente tiene que ver con la vida cultural, que ya ha generado varias manifestaciones. Unos podrán pensar que es una cuestión superflua en esta época de crisis pero en Gijón el Festival de Cine, la «Semana negra» y otros eventos que Foro y PP castigan en sus presupuestos son generadores de actividad económica y empleo. También está la restricción al máximo de las políticas de acción social, la paralización de acciones de desarrollo económico tan importantes como la ZALIA o los recortes en la calidad de servicios, como ahora con las escuelas de 0 a 3 años.

-¿Y ya ha encontrado el PSOE su identidad como oposición tras tres décadas de gobierno?

-Mejor lo juzgarán los de fuera que los de dentro, pero el PSOE asumió desde el primer minuto su papel de oposición y la obligación, como partido más votado aunque no gobernemos, de defender el modelo de ciudad que los gijoneses han querido.

-Pues muchos de los suyos les acusan de blanditos y les piden que den más caña.

-Sí, puede ser, pero creo que no se corresponde con el día a día del Ayuntamiento. Curiosamente el gobierno dice que no les dimos ni un minuto de respiro.

-¿Cuál es el «legado de Josechu»? ¿Esos proyectos de los que se siente especialmente satisfecho?

-Tuve la fortuna de que, desde siempre, me dieron un gran margen de confianza para asumir tareas complicadas y en áreas delicadas. En cada una de esas áreas hay algo de lo que puedo estar más orgulloso. En lo que tiene que ver con la administración municipal lo reseñable fue empezar a utilizar internet de manera intensiva y como forma de relacionarse con el ciudadano.

-Vamos, que usted es el culpable de que todos llevemos la tarjeta ciudadana en el bolsillo...

-La tarjeta, que tiene más de 200.000 usuarios, es la forma de hacer tangible todo lo que tiene que ver con una administración abierta y cercana. Gijón es referencia en España en el uso de nuevas tecnologías.

-¿Y en el ámbito de la promoción económica?

-Uno de los retos fue convertir el Parque Científico en una realidad extraordinaria, que sigue creciendo pese a la crisis y que jugará un papel destacado para salir de ella. Yo siempre dije que el Parque es el cerebro económico de la ciudad. Otra pieza en ese ámbito fue el desarrollo de suelo industrial; desarrollamos más de tres millones de metros cuadrados de suelo industrial y proyectos singulares como ZALIA.

-Queda el turismo.

-Llegué después de un plan de excelencia turística y muchos años de actividad previa. Acertamos a la hora de darle continuidad y con acciones como construir una marca de Gijón y asociarnos con grandes del sector para promocionar Gijón como un destino innovador y de calidad. Y en todos estos ámbitos lo que sí puedo decir, aunque suene a frase hecha, es que tuve una suerte impresionante con la gente con la que puede trabajar.

-Dice un veterano socialista que en política lo duro es ser concejal o ministro del Interior. ¿Ser diputado regional es dar un paso atrás en la trinchera?

-Depende de cómo se lo plantee cada uno. Yo siempre que me meto en algo lo hago con la máxima intensidad para cumplir con la responsabilidad. Eso me vale para ser concejal o diputado regional y me vale para estar en el gobierno o en la oposición.

-¿Quién asumirá ahora en Gijón el trabajo de Josechu?

-No hay personas imprescindibles, yo tampoco. En el grupo municipal hay gente capaz de hacer lo que yo hago y mucho mejor de lo que yo lo hago.