ANA PATAC ARROYO

Empresaria, gerente de Navarrastur

Junto a su hermano Ignacio, son los últimos representantes de una familia de larga tradición gijonesa, y en lo que respecta a ella, Ana Patac, mantiene el firme propósito de conservar vivo el patrimonio cultural de sus mayores, incluso aquellos bienes materiales que han constituido la seña de identidad de su apellido. Jovial, simpática y comunicativa, Ana Patac derrocha fuerza interior y seguridad.

-Por favor, defínase.

-Creo que soy una mujer optimista, luchadora, amante de la vida, y nada conformista. Sé que debo refrenar mis impulsos, por lo tanto estoy aprendiendo a contar hasta cien para no meter la pata. Nací en Gijón (1961), pero he vivido catorce años en Santander debido al cargo de mi padre; era delegado del Ministerio de Industria y Energía. Tengo una hija, Ana, de 12 años.

-¿Dónde reside actualmente?

-Entre Gijón y Pamplona. Tengo una casa en Granda; la construí en la finca donde nació mi bisabuelo.

-¿De pequeña, qué quería ser?

-Artista, bien de teatro, o bailarina, o cantante. Pensaba que tenía buenas aptitudes. Pero estudié Turismo y Administración, e hice unos cursos de Psicología.

-¿Qué es Navarrastur?

-Una empresa de construcción y promoción creada en Pamplona con el proyecto de trabajar en las dos comunidades, asturiana y navarra. Descubrí Pamplona a causa de la enfermedad de mi padre, me encantó la ciudad y me quedé. Incluso adquirí una casa allí.

-¿Qué compromiso tenía con el solar de la calle Los Moros, para que Navarrastur se lanzara a edificar un nuevo inmueble? Podía haber vendido el terreno...

-De hecho tuve varios compradores que me ofrecieron precios muy interesantes. Uno de ellos incluso me dijo que pusiera yo la cifra, pero la cuantía sentimental era mayor, y sé que la ilusión de mis antepasados estaba viva. Mi padre nació en esa casa. Los bajos estuvieron ocupados por firmas emblemáticas, como Joyería Ferreiró, Calzados Chema y Lupema.

-¿Qué destino le dará al nuevo inmueble?

-Exclusivo para oficinas y locales comerciales en alquiler. Ya tenemos algún inquilino y varias solicitudes. El proyecto ha sido obra de Álvaro Ron.

-Todo indica que dispone usted de un buen capital...

-Hemos heredado propiedades, y la venta de algunas ha servido para financiar esto. Mi ilusión es que Moros, 4 y 6, siga en manos de los Patac, como así ha sido desde mediados del siglo XIX.

-¿Significa que se han cumplido sus sueños?

-Sí, ya podría morir tranquila.

-¿Quién es su héroe en la vida?

-Mi abuelo, Ignacio Patac y Pérez-Herce, una persona absolutamente dedicada al estudio. Era un científico, un gran jovellanista, ingeniero de minas, geólogo, uno de los descubridores de Mina La Camocha; una plaza de La Camocha lleva su nombre. Su vida fue la ciencia, siempre desde un pensamiento moderno e innovador.

-¿Cómo es su parentesco con el Padre Patac?

-Era primo carnal de mi padre.

-¿Cree que Gijón ha sabido reconocer debidamente a esta familia?

-Bueno... Me gustaría solicitar una calle en la ciudad para dicho abuelo por su contribución a la minería asturiana y al desarrollo de Gijón. Entre otras labores había diseñado varios proyectos de ampliación de El Musel.

-¿Qué recuerdo de su juventud le hace feliz?

-Los años que viví en Santander; tenía 11 años cuando llegué y fue una época muy bonita. Aquellos veranos, el primer novio... Aparte, Santander es una de las ciudades más hermosas de España.

-¿Qué talento añadiría a su personalidad?

-Ser una buena bailarina de ballet y una experta en criminología.

-¿Y en su apariencia física, que cambiaría?

-Me hubiera gustado ser morena de pelo y tez, con ojos claros. Pero nunca iría a un quirófano por razones estéticas; valoro demasiado la vida para arriesgarla así.

-¿Qué, no puede soportar?

-La vulgaridad de palabra y actitud, la mentira, la hipocresía, la presunción de lo que no eres, y también de lo que eres... El desorden, la indisciplina, la falta de higiene... Son demasiadas cosas, prueba de que soy intransigente.

-¿Cómo detecta la crisis en su entorno?

-Conozco personas que ya no saben dónde recortar, familias que lo están pasando muy mal, amigos que apenas salen de casa...

-Y a la crisis política asturiana, ¿le ve salida?

-Me temo que en las próximas elecciones vaya a repetirse el resultado anterior o muy similar, y a ver qué hacemos...

-¿Qué reformaría de la sociedad actual?

-Los valores morales y sociales, ¿qué eso del todo vale? Tendríamos que empezar a respetarnos a nosotros mismos, para no ofrecer algunas imágenes que son lamentables.

-¿Con qué se siente más indulgente?

-Con los errores de la juventud. Me da pena ver cómo a veces hay jóvenes que malogran su futuro.

-¿Qué posee que sea de su dilección?

-El edificio «Ignacio Patac» que acabo de inaugurar. Su suelo significaba tanto como el corazón de mi familia, y todos sus recuerdos se han alzado sobre él. De todos ellos no queda nadie, pero está vivo su espíritu.

-Es Carnaval, ¿de qué se disfrazaría?

-De Escarlata O'Hara, en aquella primera época de su vida, anterior a la Guerra de Secesión. Además, es un personaje con el que en buena arte me identifico.