R. G.

El accidente que obligó a los operarios de Salvamento Marítimo a realizar un amplio despliegue en la bocana del puerto deportivo en la mañana de ayer se produjo en la misma zona en la que hace poco más de dos meses -a finales de diciembre del año pasado-, tuviera lugar otro siniestro en el que perdieron la vida el brigada Luis Carlos Menéndez, de 48 años, y su sobrino, Gonzalo Fernández, un niño de 10 años de edad vecino de Granada cuyo cadáver desapareció en las aguas del Cantábrico.

Los operarios que participaban en el dispositivo de rescate del cuerpo del pequeño realizaron desde un primer momento una intensa búsqueda del niño en los alrededores del puerto deportivo de la ciudad. La mar devolvería finalmente los restos mortales de Gonzalo Fernández 14 días después del fatal accidente en una zona localizada a 100 metros del muelle de La Osa, en El Musel.

Un golpe de mar provocado por el mal tiempo hizo por aquel entonces que volcara la embarcación en la que, además de los dos fallecidos, viajaban otros dos niños y un adulto, todos ellos familiares entre sí. Usuarios y vecinos pusieron entonces el acento en la «peligrosidad» que presenta para los navegantes la bocana del puerto deportivo, una zona de escasa profundidad en la que se producen numerosos accidentes, sobre todo cuando se dan condiciones climatológicas adversas, según los usuarios.

En el día de ayer el fuerte viento que soplaba en la costa gijonesa obligó incluso a suspender una regata de niños que estaba programada para celebrarse a primera hora de la mañana en los alrededores del puerto deportivo. Los responsables del Club de Regatas decidieron suspender la actividad para evitar peligros a los menores que participaban en la misma.