Luján PALACIOS

Doblar los calcetines no es una tarea complicada, pero exige atención. Igual que lavar, planchar o tender la ropa, poner la mesa o pasar la fregona. En el Colegio Los Pericones niños y niñas se implican en el desempeño de las tareas domésticas dentro de los actos del Día de la Mujer, que se celebró la semana pasada, para asumir que la responsabilidad compartida es la mejor manera de llevar la casa.

En el centro, un aula funciona en los últimos días como «rincón del hogar» en el que todos los alumnos del colegio aprenden divirtiéndose que la casa es cosa de todos. Y el resultado no ha podido ser mejor: «Les gusta mucho y lo asumen como natural», resume la tutora del segundo curso de Primaria, Piedad Avello. Y eso es algo que se ha empezado a notar no hace tanto tiempo. «Antes a los chicos les daba vergüenza coger la fregona, pero ahora lo hacen sin problemas y muy bien, hasta los de 3 años tienen mucho remango con el recogedor», apunta la profesora, síntoma de que «los tiempos van cambiando y los niños ven a sus papás en casa haciendo tareas del hogar, cocinando y ayudando a las mamás».

En la clase se han colocado una mesa, cubiertos, manteles, servilletas, una cama, un tendal y hasta una tabla de planchar. Los niños practican en todos los campos y se dan cuenta de que «es muy fácil y divertido», aseguraba ayer Lucas McMmand, de 7 años. Él tiene otro hermano varón, y entre los dos «ayudamos en casa». Igual que Paula Albalá, que confesaba que «en mi casa plancha papá», o que Miguel Dou, que afirmaba entre platos, vasos y cubiertos que «sé poner la mesa desde pequeño, porque me enseñó mi madre».

No hay ninguna tarea aburrida para los alumnos, que no satisfechos con barrer el suelo lleno de papeles en una ocasión desparramaron el contenido de la papelera una segunda vez para volver a darle a la escoba. María Arias aseguraba que lo que más le gusta es «la fregona, porque la pasas y queda muy limpio».

Jorge Fernández doblaba calcetines muy concentrado mientras otros compañeros aprendían a tender la ropa, descolgarla y doblarla para guardarla en su sitio. Unai Pulido era uno de los que más disfrutaban con la plancha, mientras que Pelayo Bayón prefería hacer la cama, junto con María García y Lucía Cabero. «Siempre la hacemos en casa», y se nota: no dejaron ni una sola arruga.

La directora del centro, Isabel Aurora Sanz, se mostraba satisfecha con el resultado de esta experiencia relacionada con el Día de la Mujer, que lleva poniéndose en práctica en Los Pericones desde el año pasado. «Es una forma de poner en marcha el compromiso por la igualdad que a los alumnos les llega de forma divertida», indicaba.

Además de los quehaceres domésticos, los niños también disfrutaron con el cuento «El Príncipe Ceniciento», que demuestra que los roles son pura invención.