M. CASTRO

«Vamos a contracorriente». Así avisó ayer el portador del altavoz a las personas que a las cinco de la tarde de ayer se congregaban en la Acerona, de que tenían que dar media vuelta, porque la manifestación convocada por el 15-M se iba a dirigir a la plaza Mayor por la avenida de la Costa, dando un rodeo, y no por Álvarez Garaya, como ocurre en la mayoría de las manifestaciones, que en Gijón suelen tener esos mismos puntos de partida y destino.

Y a contracorriente fueron durante casi una hora lanzando consignas contra la monarquía, la Iglesia, los banqueros, los empresarios, los políticos y las cúpulas sindicales. El manifiesto que tras la caminata leyó en la plaza Mayor Pepe Fuertes, del 15-M de Gijón, dejó claro el ideario de este colectivo: «Llamamos a todos los ciudadanos de bien a participar en las próximas movilizaciones y en la huelga general del día 29, aunque sea con espíritu crítico hacia las cúpulas sindicales. Sabemos que esta huelga por sí sola no va a cambiar la actitud agresiva de los gobernantes, pero estamos seguros de que servirá para acumular fuerzas y seguir progresivamente luchando hasta llegar a lo que inevitablemente será un encadenamiento de paros y protestas en un contexto de legítima desobediencia civil».

Con pancartas con lemas como «Contra los ataques del capital, llucha y solidaridá», «A la mierda la crisis» y otras altisonantes, la protesta transcurrió sin incidentes, salvo los ocasionados al tráfico, con los caminantes escoltada por cuatro furgonetas de antidisturbios. La arenga de sus portavoces contra «la oligarquía del gran capital y sus vasallos políticos» incluyó acusaciones de utilizar la crisis para llevar a la ciudadanía a unas «condiciones de vida y derechos sociales de semiesclavitud, como la de los actuales trabajadores chinos, o sea, en las condiciones del siglo XVIII y XIX» que es lo que realmente, en su opinión, significa lo que dicen «esas plutocracias cuando hablan de la necesidad de elevar la competitividad de nuestras empresas, o sea, competir con la factoría del mundo que hoy es China, rebajando para ello nuestros salarios y los derechos sociales».

El número de manifestantes, según las estimaciones de uno de los portavoces del movimiento 15-M en Gijón, fue de entre unas 3.000 a 4.000 personas. La Policía Local no facilitó ayer sus estimaciones. Los manifestantes ocuparon buena parte de la plaza Mayor, sin llegar a llenarla.