L. P.

A lo largo de su vida pastoral en el barrio de El Coto, Fernando Fueyo contó con la ayuda de Marcelino Montoto, quien llegó a la parroquia en 1986. Ayer fue el encargado de entregarle dos recuerdos con doble significado: uno de ellos, un libro de moda estos días, titulado «El abuelo que saltó por la ventana y se largó», que narra la rocambolesca historia de un anciano centenario, «para darte ideas para cuando tú cumplas los cien años, porque estamos seguros de que vas a llegar a ellos».

El otro regalo, un parchís con las fotos de los curas que pasaron por la parroquia, para que Fueyo no se olvide de las partidas que compartieron en los ratos de ocio, y porque «nunca aprendió a jugar». Ahora, «juro por Quini que voy a aprender», afirmó Fueyo tirando de una de sus frases míticas.

No quiso dejar pasar, además, la oportunidad de comentar que, a pesar de la derrota del Sporting ante el Granada, «no lo perdimos todo, aún tenemos el "goal average", que nos puede hacer falta».

Después de un largo besamanos, cura y fieles compartieron una comida de hermandad.