Oviedo,

Félix VALLINA

El abogado de Luis Morán Castro -el hombre condenado en diciembre de 2011 a 22 años y seis meses de cárcel por matar a tiros a su mujer, María Isabel González Pereira, en el domicilio familiar del barrio gijonés de El Llano- solicitó ayer la rebaja de la pena de prisión para su cliente a 15 años de internamiento durante la vista de apelación que se celebró en la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Asturias. Sergio Herrero sostiene, entre otras cosas, que el autor de los disparos no se ensañó con su víctima y que la sentencia dictada no contempla atenuantes como la confesión de los hechos, el arrepentimiento o la reparación del daño, un aspecto que el letrado considera saldado tras ceder el imputado a los hijos la mitad del piso del matrimonio, ubicado en la calle de Roncal, donde ocurrió el crimen.

Los hechos se remontan al 20 de abril de 2010. Según la sentencia, la mujer se estaba preparando para ir a trabajar y al ir al servicio, desnuda de cintura para arriba, Luis Morán intentó besarla, a lo que ella se negó. Fue entonces cuando cogió una escopeta del armario del salón y varios cartuchos. El hombre esperó a la mujer y, al salir del baño, la encañonó con el arma. Ella colocó la mano izquierda extendida por la palma delante del arma, pero su marido le disparó y le arrancó dos dedos. La mujer, con una importante pérdida de sangre, se dirigió a la puerta de salida con el propósito de huir. No obstante, recibió un segundo disparo en la cara externa del codo izquierdo. La mujer consiguió, pese a ello, salir al rellano de la escalera, donde pidió auxilio a sus vecinos e intentó subir de rodillas por la escalera. Luis Morán salió detrás de ella y efectuó un tercer disparo, que le alcanzó en la espalda y le provocó la muerte.

Sergio Herrero mantiene que la sentencia refleja hechos que no han sido probados para justificar el ensañamiento, como que su cliente podía haber matado a su mujer de un sólo disparo y no de tres -como realmente hizo- o que «eligió dispararle primero a una mano y luego a un codo» antes de encañonarla con la escopeta «a cañón pegado» en la espalda y darle el tiro que acabó con su vida. «Admitimos que desgraciadamente se produjo un asesinato alevoso, pero no ensañamiento porque no se produjo dolor innecesario, simplemente los dos primeros disparos fueron fallidos», subrayó Herrero.

El abogado recordó además que Luis Morán esperó a que llegase la Policía tras matar a su mujer y confesó los hechos ante los vecinos y ante el primer agente de uniforme que se personó en el lugar de los hechos. «Incluso le dijo que el arma estaba en su casa y le dejó las llaves para que entrasen», aseguró la defensa. Sergio Herrero también pidió durante la vista la supresión de la pena que le prohíbe a su cliente vivir en Gijón durante 10 años, la ciudad donde residen sus hijos.

El fiscal, el abogado del Estado y la letrada de la acusación particular, que representa a los hijos del matrimonio, consideran justa la condena de 22 años y seis meses de prisión para el supuesto asesino y desestimaron el recurso presentado por la defensa. Todos sostienen que hubo «una agresión brutal con ensañamiento y defienden que no se puede aplicar el atenuante de confesión, ya que, según su versión, Luis Morán fue «interceptado» por los vecinos y los agentes policiales y reconoció los hechos una vez que ya había sido descubierto. «La esperó a la salida del baño y le disparó en una mano desde muy cerca pudiendo haberla matado del primer disparo, luego lo hizo en un codo y después, una vez que ella ya estaba tendida en las escaleras del portal, se acercó y le disparó en un hombro pudiendo haberlo hecho en una zona vital», aseguró la letrada de la acusación, María Jesús Sánchez Obeso, que añadió: «Se murió ahogada en su propia sangre, ojalá hubiera habido un cuarto disparo para que no hubiera sufrido tanto».