C. J.

En el año 1982 en España había 55.000 abonados a una línea de telefonía móvil. Entonces el espectro radioeléctrico ya presentaba indicios de saturación. Treinta años después las cifras se han incrementado exponencialmente hasta llegar a los 55 millones de tarjetas SIM (el «cerebro» que hace funcionar los terminales), todas ellas activadas y funcionando.

Las aplicaciones en terminales móviles se han convertido también en una importante fuente de ingresos, de manera que la tienda de aplicaciones de Apple movió en 2010 178 billones de dólares.

Y las cifras van en aumento. Según Jorge Álvarez Castañón, ingeniero de Telefónica España, en este momento más del 60% de los clientes de los operadores móviles tienen un «smartphone». El ponente realizó un amplio repaso sobre la evolución de las redes de datos en movilidad, que vinieron a suplir las carencias de la red analógica en la década de los ochenta. Después llegarían las redes de segunda y tercera generación. «Hace cinco años el principal nicho de negocio eran los politonos y los juegos; hoy eso ha quedado obsoleto», subrayó. Para el próximo paso, las llamadas redes «LTE» o de cuarta generación, «las operadoras han realizado inversiones que son una salvajada».