l Postales de Luis Acosta. Hasta mañana, 31 de marzo, tenemos en Gema Llamazares las postcards de Luis Acosta. Se trata de pinturas y dibujos a modo de las antiguas postales. El soporte elegido es el lino, tratado con un empaste que lo convierte casi en hule, y la pintura mayormente acrílica y algunas veces óleo. Las obras llevan retículas al grafito que dan a las postales un toque de ensoñación y modernidad. Nacido (1952) en Mijares (Ávila), Luis Acosta reside en Toledo, pero está ligado a Gijón desde joven. Revisa Acosta edificios del pasado, algunos desaparecidos, otros todavía presentes, que remiten a la memoria histórica de la ciudad y del mundo. Los cines Goya y Avenida, la Escalerona, la antigua pérgola del muro, los monumentos del prerrománico asturiano, la estación de Alsa o la anterior disposición de la plaza de los Mártires.

No es que el pintor haya dado la espalda a la abstracción o a la modernidad. Simplemente, sigue cultivando su propia mirada, con soluciones personales. Las postales recuerdan los cuadernos de artista en viaje por el mundo. Le gustan los edificios modernos, que a veces se alzan como esculturas urbanas. Arquitectos como Mies van del Rohe (Pabellón para la Feria de 1929 en Barcelona), Frank Lloyd Wright (La casa de la cascada, el Guggenheim de NY) o Eero Saarinen (Aeropuerto JFK de NY), están entre sus preferidos. Remata con perfiles mínimos de una serie de edificios mundialmente famosos, como el Coliseo, Luxor, el Parlamento de Londres, el Taj Mahal, la torre de Pisa y otros más cercanos.

Hay también flores, que tienen la apariencia de un test psiquiátrico de Rorschach o una visión a caleidoscopio, pero en realidad están construidas con trozos de mapas geográficos del país al que la flor se refiere en su título. (Esta manera, cercana a un arte pop surrealista, la utiliza también Luis Gordillo, como tuvimos ocasión de ver recientemente en Gijón).

l Nueva galería de Adriana Suárez. La galería de Adriana Suárez se ha trasladado de la plaza del Parchís a la calle de la Merced, n.º 11, la misma calle en la que estaba la ya desaparecida Galería Altamira. Planta baja de un edificio de los años 30 del siglo XX, tres pisos armados sobre vigas de madera, un poco más allá del actual Opencor. Para esta inauguración ha contado Adriana con Job Sánchez Julián (Ares, La Coruña, 1979), uno de los artistas ligados a la galería, residente en Gijón desde hace unos años. Se trata de una serie de pinturas abstractas que se inspiran en flores y curvas orgánicas. Son 21 cuadros pequeños de preparación y tanteo, más 7 grandes. El color predomina y la participación del espectador se hace necesaria. Una especie de arte pop lírico o abstracto en cuanto a la viveza del color y las emociones que suscita. Rosas y peonías muestran sus colores y formas Hace años que sigo la obra y trayectoria de Job Sánchez. Si entran ustedes en el sitio web de Job Sánchez, verán sus proyectos y la presencia activa del artista en la ciudad durante los últimos años, a través de la Fundación Municipal de Cultura y sus lugares o centros expositivos.

Job Sánchez ofrece pintura en la Galería de Adriana, pero también ilustra libros o diseña recortables para colorear, desde mariquitas de mucha intención a gallos portugueses o matrioskas rusas.

l Martina Santamarta en el Grupo y Madrid. Durante la primera quincena de marzo ha expuesto Martina Santamarta, profesora de dibujo y arte en la Galería Aristas de la calle Juan XXIII, 9 y en el Grupo Covadonga. Se celebró la muestra en Maes Galería de Arte, sita en la calle Doctor Vallejo, 5, a la altura del número 400 de la calle de Alcalá. Curiosamente la exposición se titulaba «La capital bajo la lluvia», con vistas de la ciudad a pincelada líquida y reflejos, junto con las manchas y goteos que utiliza esta pintora. Un Madrid norteño de atmósfera acuosa. Dicen que salieron con los cuadros a la calle y frente al cielo a modo de rogativas, de modo que abre la primavera en Madrid con aguanieve matutina.

l Juan Zaratiegui, en Avilés. «Circa naturam» es el título de la exposición de Juan Zaratiegui (Oviedo, 1948) en la Galería Amaga de Avilés, con breve catálogo que lleva texto de Ramón Rodríguez, artista y critico avilesino. Son pinturas trabajadas mediante líneas referidas a vegetaciones varias sobre masas de color en suaves y diversas entonaciones. Ambos elementos, línea y color, llevan la obra cada vez más allá de la realidad típicamente figurativa. La línea compone ritmos, huye de contornos, escapa de los supuestos de la perspectiva, al tiempo que pacta y logra volúmenes juntamente con el color. Línea al grafito, ceras o lápices. Color al acrílico. No se trata de naturalezas hermosas a la vista, paisajes románticos donde se transmita un respeto religioso ante una tierra casi sagrada. Por el contrario, la vegetación es áspera, el color mortecino. La Tierra, sentida como lugar de los humanos, está en peligro. La vegetación escasea, el color es azul y rosa, ambos tocados de grises cáusticos, como atacados por ocultos fenómenos radiactivos. La roca o meteorito que reposa en una mata de hierbajos casi blancos, habla con temor de un futuro incierto.

l Termina la colectiva de Monticelli y se anuncia a Xavier Obeso. En Monticelli, de la calle Jovellanos casi frente a la Escalerona, terminó ayer jueves la colectiva con fondos de galería. Son Antonio Mejías, Alex Alemany, Fernando Ceballos y Pepe Espurz. Hasta el 25 de abril expone Xavier Obeso, un pintor nacido (1952) en Rentería, donde vive en la calle María de Lezo. En mayo de 2009 celebró una muestra en Kutxa Boulevard de San Sebastián. Pinta Obeso al acrílico sobre madera, usando estuco y collage, de manera que sus cuadros aparecen fuertemente empastados. Intenta el pintor vasco hacer pensar a sus contemporáneos, mediante un lenguaje medio surrealista y simbolista, con algunos toques matéricos y abstractos.

El símbolo fundamental son los ojos humanos, ventana del alma hacia dentro y ventana al mundo exterior. Por eso la muestra se titula «La mirada de otro», una mirada que se objetiva en los ojos humanos. El éxtasis es la salida hacia fuera y la filosofía o la depresión, la mirada hacia dentro. Si un atlante soporta el peso de una manzana, Xavier Obeso nos quiere hablar del «peso» del pecado. Y si una cariátide carga con libros sobre la cabeza, nos dice el pintor que la Humanidad nunca más podrá vivir despreocupada, teniendo en cuenta los que hoy sabemos. Creacionismo frente a evolucionismo darwiniano: la chispa de la vida en la Sixtina contrapuesta a una fila emergente de monos, según una estampa también clásica. No sabemos si la crisis nos impide pensar en los problemas trascendentes o si nos llevará al desprecio de tantas banalidades.