M. CASTRO

Enagás asume la decisión del Ministerio de Industria de bloquear la entrada en servicio de la regasificadora de El Musel, que debía empezar a operar en 2013, algo que ahora ha quedado pospuesto y sin fecha. La de El Musel es una de las dos regasificadoras en construcción bloqueadas por el Gobierno. La otra está en Huelva, promovida por el grupo Villar Mir, que no descarta recurrir ante los tribunales. Ambas infraestructuras han sido bloqueadas pese a contar con todas las autorizaciones y con el visto bueno de la Comisión Nacional de la Energía, que ahora las cuestiona.

La paralización de la regasificadora de El Musel apenas perjudicará a Enagás, dado que el Estado les retribuirá por la inversión realizada, esto es, pagará por los 380 millones de euros invertidos en el puerto gijonés, aunque la infraestructura permanezca inactiva. Esta retribución es sensiblemente inferior a la que recibiría Enagás del Estado si la planta estuviera funcionando, por su aportación a la reserva estratégica de hidrocarburos de la nación.

Un portavoz de Enagás dijo ayer que la empresa seguirá adelante con la obra de construcción en los plazos previstos, lo que significa que estará concluida a finales de este año. La empresa dice que la regasificadora de El Musel «es un proyecto muy importante para nosotros», por lo que «confiamos que sea algo transitorio y coyuntural» su hibernación.

El bloqueo a la regasificadora de El Musel se hace para paliar el «déficit coyuntural» del sistema gasista español, que a finales de este año será de 300 millones de euros. Evitar que ese déficit se convierta en estructural, como el del sector eléctrico, al que el Estado adeuda 24.000 millones de euros, es lo que ha llevado al Gobierno a frenar la puesta en servicio de la regasificadora. Para Enagás la eliminación de un déficit de 300 millones de euros no debería tardar mucho en corregirse con las medidas adoptadas en el real decreto que, entre otras cosas, bloquea la regasificadora gijonesa. El mismo real decreto señala que la infraestructura debe estar lista para entrar en servicio cuando lo justifique un aumento de la demanda de gas. Mientras la regasificadora gijonesa dormita, las que ya están en servicio podrán ampliar su capacidad de almacenamiento, por decisión del Gobierno.