En ocasiones se escuchan comentarios sobre la escasa innovación en la programación de la Semana Santa gijonesa. Desconozco si la gente es consciente de las limitaciones económicas de las cofradías gijonesas a la hora de organizar las procesiones, pues en este aspecto no es necesario compararlas con las castellanas o andaluzas. Basta conocer los recursos del resto de cofradías asturianas para darse cuenta de la desventaja con la que se cuenta en Gijón.

No obstante, se intenta año tras año ir progresando en cuanto a imágenes, organización, etcétera. Pero siempre con mucho celo de guardar fidelidad a las tradiciones. Por este motivo, hoy, y después de muchos años de ausencia, volverá a las calles gijonesas la tradicional imagen de «La flagelación de Jesús», también llamada «Jesús atado a la columna».

La imagen de «La flagelación» junto con «La coronación de espinas» fueron los primeros pasos de la Semana Santa gijonesa, en el siglo XVIII. Su autor fue el vallisoletano Luis Fernández de la Vega. Curiosamente, este escultor realizó estas dos imágenes para Gijón de forma desinteresada, pero, sabedores los gijoneses de su afición al marisco, fue recompensado con una docena de langostas, quedando el citado artista muy agradecido.

En la Guerra Civil fue destruido gran parte del patrimonio escultórico, y en esta pérdida, la imagen de «La flagelación de Jesús». Terminada la contienda, se fueron recuperando progresivamente las imágenes perdidas, pero ésta concretamente fue la última en salir a las calles gijonesas, ya que no se recuperó hasta el 15 de abril de 1957 en la por entonces denominada: procesión de «Los pasos de la Pasión». Casualmente ese mismo año Oviedo estrenó también su «Cristo Flagelado». La imagen gijonesa fue realizada por el escultor José Seoane, y la ovetense, por Manuel García.

Esta imagen de 1957 es la que hoy volverá a salir de nuevo en procesión. Es de gran sencillez, sin potencias en la cabeza y con su rostro abatido con la mirada dirigida hacia el suelo. Aunque es indudable que necesita una importante restauración, consideramos necesario mostrar en la procesión del Martes Santo este paso, que por derecho nunca debió perder su presencia en nuestra gijonesa y santa semana.

El paso completo original (siglo XVIII) estaba compuesto por tres figuras: Jesús atado a la columna, acompañado por sus dos verdugos, que lo flagelaban, o «lictores», nombre concreto de este cruel oficio. De ahí que el nombre primitivo de este conjunto escultórico fuese: «La flagelación de Jesús» o «Los azotes a la columna». Aunque es una apreciación muy personal y posiblemente carente de importancia, para el paso que tenemos en la actualidad, al no disponer de los dos lictores, considero que es más apropiado el nombre otorgado en las crónicas de la prensa local cuando se estrenó en el citado año: «Jesús atado a la columna».

Después de la flagelación, el siguiente castigo que sufrió Jesús fue «La coronación de espinas», paso que, como he comentado anteriormente, ya salió en procesión por las calles gijonesas en el siglo XVIII y que tan famoso se hizo en Cimadevilla por el mote impuesto a uno de los tres verdugos: «Cuatromoñinos». Sobre la recuperación de este paso, aprovecho la oportunidad para lanzar el reto con vistas al futuro.