R. GARCÍA

Los cabecillas del grupo de 19 ciudadanos a los que ayer se acusaba en la sección octava de la Audiencia Provincial de Asturias de distribuir por Gijón la cocaína que compraban en Galicia admitieron ante el juez ser los responsables del delito contra la salud pública que les imputaba la fiscalía. Sólo uno de los 19 acusados, un gijonés de 33 años cuya identidad responde a las iniciales F. J. S., negó ante el tribunal que el dinero que descubrió la Policía en su coche cuando salía de casa de uno de los presuntos traficantes tuviera que ver con la venta de sustancias ilegales: «El dinero que me pilló la Policía me lo habían dado familiares y amigos el fin de semana anterior durante mi boda», aseguró el reo.

Los 19 ciudadanos que ayer comparecieron ante el tribunal de la sección octava se enfrentan a un total de 109 años de cárcel. La condena, solicitada por el fiscal antidroga de Asturias, José Perals, podría ahora verse sustancialmente rebajada, después de que los acusados reconocieran su culpabilidad ante el juez. Los abogados de los detenidos llegaron, además, a un acuerdo con el representante del ministerio público para que en muchos de los casos se tuviera en cuenta como atenuante la adicción a las drogas que padecían sus clientes en el momento en el que se produjeron los hechos. El procedimiento judicial ha quedado ahora suspendido hasta la próxima semana, momento en el que el tribunal de la sección octava continuará la vista oral en lo que se refiere al único imputado que no ha aceptado su relación con la trama.

La Policía llegó a incautarse, durante el desarrollo de las detenciones de los ahora imputados, de cocaína valorada en más de 37.000 euros, así como de otras drogas como hachís y marihuana y de medicamentos prohibidos que supuestamente eran distribuidos por uno de los acusados en varios gimnasios de la ciudad. El presunto cabecilla de la trama, un gijonés cuya identidad responde a las iniciales M. A. T. C., es el que más pena de prisión afronta. El fiscal encargado del caso pide para él una condena de nueve años de prisión. El representante del ministerio público mantiene que la Policía «pilló» al ahora imputado cuando volvía de conseguir cocaína en uno de sus viajes a Galicia. Los agentes localizaron los estupefacientes escondidos en el interior de las puertas del coche. La cocaína estaba escondida en un compartimento al que se accedía presionando una palanca a la vez que se accionaba la marcha atrás del vehículo.