C. JIMÉNEZ

Utilizar microalgas para la producción de energía. Ése es el motivo de estudio de una empresa del Parque Científico y Tecnológico de Gijón, Biogas Fuel Cell, junto a otra firma del sector energético, Bionorte (del grupo Isastur), y el departamento de proyectos de la Fundación Universidad de Oviedo (FUO). Se trata, según sus responsables, de una solución «integrada, competitiva y medioambientalmente sostenible» para la depuración de los efluentes líquidos y gaseosos de las plantas de biogás.

Antonio Domínguez, responsable del área de I+D de Biogas Fuel Cell, sostiene que las algas son una fuente inagotable, no contaminante, con alto valor energético y un elevado componente nutricional que también permite su uso como fertilizante. Además, señala el directivo, este recurso resulta altamente eficiente en la captación de dióxido de carbono en las plantas de biogás, lo que repercute también en un aprovechamiento máximo de los residuos de estas instalaciones, pues la biomasa algal (los restos sólidos) se puede emplear después para la producción de biodiésel. En general, añade Domínguez, el cultivo de microalgas a partir de los flujos residuales de la producción de biogás implica también un incremento de la productividad de las plantas dedicadas a este recurso. «Las algas se cultivan en fotobiorreactores. Únicamente precisan una fuente de dióxido de carbono, una fuente de nutrientes, luz y agua», indica Domínguez. La experimentación se subcontrató a la Universidad de Valladolid, que lleva varios años trabajando en este ámbito. El reactor que está procesando estos trabajos suma 270 días funcionando y se han obtenido unos resultados muy positivos, pues el empleo de microalgas en plantas de biogás facilita la eliminación del 88% del CO2.

El proyecto ha sido financiado por el Ayuntamiento de Gijón en el marco de la convocatoria «Plataformas de desarrollo empresarial» de 2011 cuyo objetivo es potenciar el desarrollo de proyectos innovadores de base tecnológica. Ligado a esto, Biogas Fuel Cell está construyendo una planta piloto para la producción de este combustible «verde» en Tineo.

El grupo de Ingeniería Ambiental de la Universidad de Oviedo también goza de gran experiencia en este campo. La profesora Elena Marañón especificó que han desarrollado tres proyectos recientes con universidades y empresas europeas para la optimización de las plantas de biogás. Para lograr ese objetivo se debe realizar una buena combinación de los residuos empleados (ganaderos, de matadero, alimentarios, de lodos de depuradora...) para su transformación en biogás. «Para que una planta sea rentable es necesario alcanzar una producción mínima de 50 metros cúbicos de biogás por tonelada de residuo aportada», explicó la docente, al tiempo que señaló que el uso de tecnología de pretratamiento también puede aumentar la producción. No obstante, la investigadora de la Universidad indicó que es necesario avanzar hacia técnicas «más innovadoras» que minimicen el espacio actual de las plantas y aumenten su capacidad de carga. Alemania y Dinamarca son el modelo europeo en el aprovechamiento de este recurso, sentenció Marañón.