El endurecimiento del raíl se realiza en un conducto de más de 100 metros de largo, donde se enfrían rápidamente, pero de manera controlada con chorros de agua a presión. Ese enfriamiento cambia las propiedades físicas del acero y lo hace más resistente. La capacidad de control del agua es superior a la de la factoría de Arcelor en Steelton, así como la longitud de los carriles; hasta 75 metros en Gijón, el triple que en la norteamericana. Una de las ventajas de la instalación gijonesa es que permite endurecer la cabeza, el alma y parte del pie del raíl, lo que facilita su enderezamiento posterior. Los competidores sólo endurecen la cabeza (la parte sobre la que apoya la rueda).