Luján PALACIOS

Noelia Barrientos tiene 36 años y busca empleo como dependienta o camarera. Después de trabajar en el extranjero durante varios años, regresó a su barrio, La Calzada, y lleva seis meses a la caza de un trabajo. Ayer participó en el taller de búsqueda de empleo que organizó el IES Padre Feijoo con el objetivo de ayudar a los vecinos de la zona con estrategias eficaces para conseguir un trabajo, porque «aunque todos tenemos nociones básicas, está bien que te ayuden para que nuestras solicitudes no se queden en un cajón».

El encargado de impartir el taller, José Pedro Rodríguez, es un antiguo alumno del instituto, inmerso estos días en los actos de su 50.º aniversario. «Pensamos que sería una buena idea traer a alguien que pasó por las aulas y que trabajó en varias oficinas de empleo», indicaba la directora, Ana Gloria Blanco. Sobre todo, porque «en un barrio como La Calzada la crisis golpea fuerte y cada vez hay más personas en el paro». La respuesta en la jornada de ayer fue muy positiva, con la asistencia de medio centenar de personas, y el taller continuará con una nueva sesión mañana, jueves. El taller está abierto a los estudiantes del Bachillerato nocturno y a todos los vecinos del barrio en general, «para llegar al mayor número posible de gente», indicaba la directora.

En el encuentro de ayer, Rodríguez habló a los asistentes de la redacción de los currículos, los canales de búsqueda de empleo y las entrevistas de trabajo, y les dio «muchas pequeñas claves» para partir con ventaja a la hora de encontrar un trabajo.

Como, por ejemplo, «redactar siempre uno mismo su currículo, aunque luego otra persona te lo revise; las empresas se dan cuenta de cuándo lo redacta el propio demandante de empleo, y eso denota interés». Además, José Pedro Rodríguez insistió en detalles como la obligatoriedad de contar con una dirección de correo electrónico «serio» o matizar bien el contenido de los cursos de formación que se hayan realizado. Y, aunque parezca una obviedad, «es fundamental tener una copia del currículo en casa, mucha gente no lo hace».

En cuanto a los canales de búsqueda, Rodríguez señaló que las modalidades informales, «aquellas en las que una empresa necesita cubrir un puesto y lo hace a través de contactos de conocidos», son las que mejor funcionan: «El año pasado encontró trabajo con esta fórmula un 60 por ciento de demandantes de empleo», indicó.

La web y las redes sociales, por su parte, sirvieron para colocar a un 20 por ciento de personas en busca de trabajo, seguidas de los canales del servicio público de empleo, la prensa y las agencias de colocación. El mundo virtual cada vez toma más peso, con múltiples opciones de portales de búsqueda en los que los aspirantes pueden localizar las ofertas que mejor se adapten a su perfil.

Rodríguez aconsejó de todas maneras «ser cautos», sobre todo en lo que a redes sociales se refiere. «El Facebook, cuanto más cerrado, mejor», advirtió, toda vez que «cada vez más empresas rastrean los perfiles de los demandantes de empleo y pueden acabar saliendo perjudicados». De hecho, tal y como comentó el orientador, en Estados Unidos «las empresas ya están pidiendo a los candidatos sus contraseñas en las redes sociales».

Asimismo, José Pedro Rodríguez recomendó las buenas formas en la indumentaria a la hora de enfrentarse a las entrevistas de trabajo. «Tampoco viene mal informarse un poco sobre las preguntas que suelen hacer, del tipo de cuánto quieres ganar o qué puedes contar sobre tu currículo», para que «no te pillen con cara de susto».

Con todas estas herramientas y alguna duda sobre las contrataciones en las que las empresas exigen a los trabajadores que sean autónomos, los asistentes valoraron positivamente la iniciativa. «Está fenomenal, porque yo no sabía cómo redactar un currículo», indicaba la estudiante Cristina Artime. Ahora sólo falta que la oferta de empleo aumente.