De verdad; yo es que últimamente me noto raruna. Como si no perteneciera a este mundo. Porque es que hay cosas que me parecen tan inverosímiles y disparatadas que empiezo a plantearme si no seré yo la que está mal y el mundo mundial va de muerte. Una, dentro de lo posible (y es más bien poco), procura estar algo informada, y como ando escasa de tiempo, aquí el padre de mis hijos me cuenta en la cena las noticias locales, cual locutor televisivo, porque yo después por la noche, pelis de amor y lujo a ser posible. Así me enteré de lo del carril-bici, que me lo tuvo que jurar porque yo, oigan, es que no daba crédito. Vale que nos atasquemos por la lluvia, o por la ciclogénesis explosiva (por cierto, en mi época: tormenta de la leche) o porque algún que otro inepto/a aparque en un carril, porque los autobuses se paren donde no deben, etcétera... creando atascos que desesperan y estresan al Santo Job. Pero crearlos a propósito me parece, valga la semirredundancia, un despropósito. Me explica aquí mi costilla que sí, que sí. Que quieren dejar todo el carril derecho de la autopista de Gijón para mis amigos los ciclistas. Bueno, es que me mondo. Por Dios, ¿pero quién fue la cabeza pensante de semejante barbaridad? A ver. ¿Se imaginan la que se puede armar diariamente? Cada vez que alguien quiera torcer a la izquierda en Rufo Rendueles: ¡quietos paraos! En el martillo de Capua: ¡colas de kilómetros! Que ahora muchos días ya las hay. Día de fútbol, Feria de Muestras, veranito en general, etcétera... La alternativa: la avenida de la Costa, tráfico fluido donde los haya... y con todo esto no se les ocurre otra cosa que cercenar la única vía por la que llegas puntual a tu destino. Y todo para que una minoría vaya pedaleando de dos en dos, siempre en paralelo, oiga, hablando de lo divino y humano, cual si estuviéramos en Holanda, que va a ser que no. Entre otras cosas porque para llegar al Muro van a tener que ir en coche o exponerse a los mil peligros de una ciudad que no está en absoluto preparada para la circulación ecológica. A mí la bici me parece muy bien. Sobre todo, para los que puedan usarla. Porque aquí esta menda no puede; es lo que tienen las rodillas artríticas. La mamá que lleva a sus dos nenes al cole tampoco puede, porque, claro, aún no hay carritos tipo China, aunque todo puede llegar. Ir de tacón, con el maletín, el ordenata y puesta para una reunión queda como extraño. Por no hablar de que hay gente, oiga, que ni siquiera sabe, vamos que siempre ha sido torpe. Así que propongo que las bicicletas y sus usuarios tengan su sitio para pasear, ¡estaría bueno!, incluso un carril-bici por el Muro (por el paseo), que es bien ancho, y también caben todos... pero esto de castigar aun más a los automovilistas, que dado nuestro transporte público a algunos es lo único que nos puede transportar, es casi como una caza de brujas. Así que ya ven: yo es que no puedo ser «biciclista» (que decía mi hijo) y tampoco quiero, ya puestos. El día menos pensado convoco una manifa de vehículos a motor, a ver si les impresionamos (que parece es la manera) y dejan de quitar aparcamientos, poner multas hasta por respirar y devuelven la dignidad al coche, que entre todos me lo estáis matando.