C. JIMÉNEZ

Como «pequeños diosecillos», con capacidad para crear productos a partir de la nada. Así definió el profesor Javier Suárez Quirós a los alumnos que ayer recibieron los premios del certamen sobre diseño y discapacidad «Inventa». Los aspirantes eran alumnos de la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón y de la Escuela de Arte del Principado, con sede en Avilés, que presentaron un total de 39 proyectos, frente a los 79 de la edición anterior. «Os hemos dado un don precioso: la capacidad de diseñar para cambiar el mundo en que vivimos», aseguró Suárez Quirós, codirector del certamen junto al profesor Ramón Gallego, quienes advirtieron que el diseñador no se dedica «a hacer cuatro garabatos en un papel, sino a ponerse en la piel de los demás».

Tampoco se olvidaron los impulsores de «Inventa» del llamamiento público que realizaron el año pasado, en la misma sala, para incorporar nuevos afiliados, a los que dieron en llamar «el partido de las sonrisas». Suárez Quirós volvió sobre asunto e instó a los alumnos a experimentar el «orgullo y la satisfacción por el trabajo bien hecho» que sienten quienes militan en este proyecto. «No os dejéis engatusar por "los cantos de sirena" de la indolencia o la desidia», advirtió, antes de hacer hincapié en la necesidad de que los nuevos diseñadores estén dispuestos a ver a través de los ojos de los demás, y a hacer cosas nuevas para poder mitigar los problemas de otras personas.

Los veinte galardonados en esta edición cubrían con sus proyectos las necesidades del colectivo de personas con discapacidad física, visual o auditiva, para quienes se han adaptado objetos de cocina, sillas de ruedas, inodoros, mobiliario del hogar o juegos de ocio como el billar o el futbolín. El jurado destacó la preocupación de los participantes por incluir en sus diseños soluciones técnicas que los dotarían, si se fabricasen, de la posibilidad de ser utilizadas por todas las personas, ya que se han presentado propuestas para el disfrute de los productos en igualdad de condiciones por parte de todas las personas. «Uno de los grandes obstáculos, si no se trabaja la accesibilidad, es que surgen problemas de exclusión en pleno siglo XXI», apuntó, por su parte, el concejal de Desarrollo Económico y Empleo del Ayuntamiento de Gijón, Fernando Couto, quien considera que una de las lagunas actuales de la sociedad radica precisamente en la promoción de la igualdad. «Es necesario continuar con la investigación y el desarrollo en este ámbito», señaló el edil.

De la iniciativa, inquietudes creativas e imaginación que reivindicaron durante el acto las autoridades dieron buena cuenta los galardonados con proyectos tan originales como el de Sarai Allende, que presentó un futbolín que se maneja con los pies o la aguja de fácil enhebrado de Cristina Álvarez y Jennifer Calleja. Más elaborados, proyectos como el de la avilesina Marta Guardado facilitan que las personas con movilidad reducida puedan desenvolverse en la cocina gracias a un mobiliario con paneles móviles. La pulsera vibradora con pantalla led de Kamil Gluszek avisa al sujeto de una determinada acción que está ocurriendo a su alrededor, mientras que el premio especial del certamen fue para el guante mecanizado, desarrollado por alumnos de la Politécnica y de la Escuela de Arte de Avilés.

Por propuestas como ésta, la directora de accesibilidad de la Fundación Once, María Josefa Álvarez, agradeció el esfuerzo de los alumnos de ingeniería por atender, a través de una perfecta combinación de la técnica y el arte, «lo que las personas discapacitadas llevamos años reivindicando». Álvarez cerró su intervención con el deseo de todos los presentes para lograr entornos, servicios, productos y una enseñanza «cada vez más accesible» que contemplen diseños «funcionales y bellos para todas las personas».

«Creed en vuestro talento», animó la concejala de Bienestar Social del Ayuntamiento de Avilés, Yolanda Alonso. Uno de los premios que llevan con más orgullo en la Universidad es el de la empresa Triciclo Gestión y Diseño, dirigida por Carlos Fuentes, que hace poco más de tres años era uno más de los alumnos que ayer aspiraban a los premios «Inventa». No obstante, los organizadores agradecieron el esfuerzo «en tiempos tan difíciles» de la veintena de colaboradores del certamen. «"Inventa" es una cita que se afianza y gana prestigio de año en año», aseguró el rector de la Universidad, Vicente Gotor. A su juicio, el verdadero premio para los 39 participantes es haber contribuido a mejorar la vida de las personas. «Sentimos vuestro éxito un poco nuestro», mencionó antes de felicitar a los profesores Ramón Gallego y Javier Suárez Quirós por haber hecho realidad, hace ya ocho años, una idea que aúna creatividad, innovación y transferencia de conocimiento, tres de los pilares que guían a la institución académica y «los únicos que nos pueden ayudar a salir adelante». En los ocho años del certamen se han recibido 318 propuestas de accesibilidad universal.