R. GARCÍA

Le salvaron la vida a un vecino de Porceyo de 42 años que se había intoxicado después de ingerir un importante número de pastillas tranquilizantes, pero, a pesar de todo, no se consideran héroes ni creen que hayan hecho algo «que no vaya en el cargo». Los dos agentes de la Guardia Civil de la Comandancia de Contrueces que la pasada semana auxiliaron a un gijonés que se encontraba inconsciente en su domicilio y le mantuvieron con vida hasta que llegó la ambulancia se sienten, a pesar de todo, satisfechos con su acción. «Siempre que se puede hay que intentar hacer algo, es nuestra función, es lo que tenemos que hacer, porque lo nuestro no es sólo poner multas», reflexiona uno de los funcionarios, que no quiere dar su nombre para evitar «innecesarios protagonismos que no llevan a nada».

Una llamada de alerta de la hermana del intoxicado hizo que todas las alarmas saltaran en la Comandancia. Su familiar estaba a punto de perder la vida. Eran las dos de la madrugada del miércoles. Fue entonces cuando dos guardias civiles que patrullaban por la zona decidieron acercarse hasta la vivienda. «Cuando llegamos ella estaba muy nerviosa y decía que su hermano no era un delincuente, que lo único que necesitaba era ayuda. Nosotros le dijimos que se la podíamos prestar y pasamos hasta la habitación», recuerda uno de los funcionarios protagonistas de esta historia. Fue entonces cuando los agentes de la Benemérita se encontraron con el gijonés, que estaba inconsciente encima de su cama. Lo primero en lo que pensaron los particulares «ángeles custodios» de este ciudadano fue en reanimarlo.

«Empezamos a moverlo porque su hermana no podía y le hicimos preguntas. No contestaba, sólo balbuceaba palabras inconexas, pero había que mantenerlo despierto para evitar que se nos fuera», recuerda el agente. «Lo sentamos y le empezamos a preguntar su nombre, donde vivía y todas esas cosas», concluye.

Su técnica surgió efecto. Los sanitarios de emergencias médicas que llegaron hasta la vivienda de Porceyo estabilizaron al herido y lo condujeron al hospital, en donde los médicos del centro le realizaron un lavado de estómago. El gijonés atendido se encontraba pasando un «mal momento económico» del que no había conseguido recuperarse.

«Éste es el mejor servicio que se puede hacer por la sociedad», reflexiona ahora uno de los agentes de la Guardia Civil que intervinieron en el proceso. «Además, luego las familias están siempre muy agradecidas, sienten que estamos más cerca de ellas. A pesar de todo, no me creo nada ni nadie, hice mi trabajo y punto», concluye el funcionario de la Benemérita.

No es la primera vez que el protagonista de esta historia y su compañero salvan la vida a una persona que se encuentra en un momento de dificultad. De hecho, hace aproximadamente un mes estos agentes del grupo de seguridad ciudadana de la Comandancia de Contrueces evitaron que un gijonés se quitara la vida en su coche. Los policías localizaron al ciudadano en el Alto de la Madera cuando patrullaban por la zona. En ese momento el hombre se encontraba «metiendo gomas en el tubo de escape de su vehículo». La rápida intervención de los agentes, que solicitaron la presencia en el lugar de un equipo de emergencias médicas, pudo evitar el desastre. «Nos quedamos hablando con él y le calmamos un poco, este trato con el ciudadano también está muy bien», recuerda aún emocionado al acordarse de aquella intervención el agente de la Guardia Civil encargado del caso. Los funcionarios se hicieron entonces cargo del vehículo mientras los sanitarios trasladaban al herido hasta un centro hospitalario para que le atendiesen.