El presidente de la Autoridad Portuaria de Gijón, Emilio Menéndez, considera que el superpuerto «no es cuestionable ni tiene parangón en los puertos limítrofes, pero sí es cuestionable su sobrecoste y la falta de previsión para su puesta en explotación». A su juicio, el muelle Norte, incluido en las obras de ampliación de El Musel, «sólo sirve, por ahora, para que aniden las gaviotas».

Emilio Menéndez replicó ayer, a través de un escrito remitido a este periódico, a las manifestaciones realizadas por su antecesor en el cargo, Fernando Menéndez Rexach, en una entrevista publicada por LA NUEVA ESPAÑA el pasado viernes, 16 de marzo. Emilio Menéndez, que ha rechazado desde su llegada a la presidencia del puerto ser entrevistado por este periódico, entiende que «la exigencia legal de la subida de tasas cuando un puerto entra en pérdidas, más la intervención portuaria de Puertos del Estado, conforman un cóctel explosivo que ha dinamitado la gestión del Musel. Esa es la herencia recibida de la gestión portuaria del señor Rexach».

Fernando Menéndez Rexach había manifestado a este periódico en la entrevista del pasado viernes que «anticipar la deuda de El Musel y subir las tasas es como pegarse un tiro en el pie», a lo que Menéndez responde que «pegarse un tiro en el pie carece de sentido salvo que se lo de el señor Rexach, por haber dejado el puerto de Gijón, intervenido, endeudado y sin recursos».

El actual presidente de la Autoridad Portuaria asegura que El Musel ha entrado en pérdidas «a causa de los sobrecostes, alrededor de los 260 millones de euros, de la obra de ampliación. Por tanto, quien ha puesto en grave riesgo, para años sucesivos, a las empresas asturianas ha sido el señor Rexach, culpable de unos sobrecostes que le obligaron a pactar un crédito de 215 millones con Puertos del Estado».

Tras asegurar que «las tasas no han subido», ya que al último consejo de administración del puerto se presentaron «unas cuentas provisionales», Menéndez señala que las tarifas «subirán lo que se establezca en el Plan de Empresa 2012, para hacer frente a la deuda en préstamos bancarios, que en el ejercicio económico de 2011 han generado unos gastos financieros alrededor de los 16 millones de euros». El dirigente portuario añade una cuantía de «otros siete millones de euros en gastos por los contratos swaps firmados por el señor Rexach, en un ejercicio de grave irresponsabilidad».

Emilio Menéndez replica a su antecesor que el Plan de Empresa 2012 que el anterior equipo directivo de El Musel elevó al organismo autónomo Puertos del Estado, dependiente del Ministerio de Fomento, «no se aprobó porque González Laxe no admitió la amortización diferida o por fases, es decir, según la obra fuera entrando en explotación». Respecto a la polémica acerca del informe del Instituto de Contabilidad y Auditoría Contable al que la anterior presidencia del puerto se «agarró» para diferir los gastos de amortización de la ampliación en varios ejercicio, Menéndez considera que Rexach «confunde deseo con realidad normativa. El ICAC es un órgano consultivo y aquí simplemente formuló una respuesta a una pregunta que se le hizo. La doctrina contenida en esa respuesta, para que sea vinculante, requiere su transposición a un directriz aprobada por Puertos del Estado, directriz inexistente».

A su juicio, los ejercicios portuarios anteriores dieron beneficios contables «porque al estar la obra en ejecución, los gastos financieros se podían activar. Si se hubieran aplicado a resultados, los tres o cuatro últimos ejercicios hubieran arrojado pérdidas», explica en su escrito el máximo responsable del Puerto.

Por último, el presidente de la Autoridad Portuaria niega haber firmado las cuentas de El Musel referidas al ejercicio de 2010. «El informe de auditoría de cuentas del año 2010, único informe válido, lo firmó la interventora territorial de Gijón, Concepción Iglesias Feito», asegura Menéndez. Pero no aclara si fue él quien firmó el informe provisional.