J. MORÁN

Un rato antes de proceder a su bendición el propio Arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes se hizo más o menos la pregunta: ¿corren tiempos como para emplear recursos económicos en decorar una capilla con mosaicos y pan de oro? Su pregunta, durante la homilía de la misa en la que se inauguró la nueva capilla de San Pedro, obra del artista internacional Marco Ivan Rupnik, fue «si estamos ahora para capillas», y la respuesta del obispo fue que «¿cómo no?; claro que sí, capillas de mucho arte porque el mismo Dios que adoramos en ella es el mismo Dios a quien servimos en nuestro hermanos los pobres».

En esta idea abundó al final de la misa al comentar a LA NUEVA ESPAÑA que la nueva capilla es «una obra no desproporcionada, porque esto que se ha hecho no es la catedral de Nantes».

Sanz Montes insistió en que la capilla «lleva la misma pasión e idéntico compromiso que el de estar cerca de la gente que peor lo está pasando, sean mineros o sean personas que están en el paro desde hace tiempo». Sobre el conflicto de la minería manifestó el obispo «no entender que el Gobierno esté cerrado al diálogo, y tampoco se entiende la violencia, que es un camino ciego». Agregó que «me preocupa que más de 2.000 familias puedan quedar sin trabajo porque ya hay 100.000 personas en Asturias que lo han perdido».

En su homilía calificó la obra como «un regalo de buen gusto y un verdadero arte el padre jesuita Rupnik, que va llenado tantos rincones del mundo con un arte novedoso construido según la técnica del mosaico». Y dirigiéndose al párroco de San Pedro, Javier Gómez Cuesta, aseguró que «ha sido una buena idea felizmente realizada, una idea que honra al Señor y no lo honra contra nadie». Sobre la «comunidad cristiana de San Pedro», afirmó asimismo que « no es una parroquia mecenas de un capricho del buen arte, sino una parroquia bien comprometida con tantos rostros de pobreza en los que también está Cristo». Será «un referente para toda la ciudad», concluyó en su prédica.

Junto al arzobispo participaron en la misa y bendición el vicario general Jorge Juan Fernández Sangrador; el vicario de Gijón-Oriente, Adolfo Mariño; el arcipreste de Gijón, Herminio González Llaca; el sacerdote Alfredo González y los jesuitas Jorge Vázquez y Rufino Meana, ambos gijoneses, y Teodoro García Estalayo, superior de la comunidad del Colegio de la Inmaculada. Al final de la misa, el párroco Gómez Cuesta señalo que la nueva capilla de Rupnik «es ahora de Gijón, de la Iglesia de Gijón, para la gloria de Dios y de los hombres, que son la gloria de Dios».