J. M. CEINOS

El lunes 2 de julio de 1962, hoy hace medio siglo, fue una jornada importante para la prestación de servicios sanitarios en Gijón. A la una y media de la tarde tuvo efecto el acto de bendición de los locales del Ambulatorio del Seguro de Enfermedad que se había levantado en el solar del antiguo chalé de Posada, frente a la plaza de Europa. Posada era el apellido del propietario de los terrenos comprendidos entre dicha plaza y las calles de la Fundición, de Asturias y de Donato Argüelles, que incluía el Parque Japonés, recinto festivo de grato recuerdo para generaciones de gijoneses.

La atención sanitaria para los afiliados el llamado entonces Seguro de Enfermedad daba un gran salto, centralizándose en el edificio las consultas médicas, en una ciudad que, entonces, aún no disponía del Hospital de Cabueñes, que entró en servicio el 7 de agosto de 1968 con el nombre de Residencia Sanitaria de la Seguridad Social «José Gómez Sabugo».

Con alrededor de 125.000 habitantes, en el Gijón de hace cincuenta años había unos cuarenta mil afiliados al Seguro de Enfermedad y las autoridades presentes en el acto de bendición del ambulatorio, al que se le puso el nombre de «Héroes del Simancas», indicaban, a preguntas de los periodistas, que el edificio estaba preparado para atender a unos sesenta mil afiliados al Seguro de Enfermedad.

Hace medio siglo, en la villa ya existían el Hospital de Caridad, situado en la parroquia de Jove, heredero directo del centro sanitario que estuvo ubicado en El Náutico hasta la Guerra Civil, y el de la Cruz Roja, en la esquina de las calles de Uría y de Adosinda, además de La Gota de Leche, la Casa de Socorro y varios sanatorios privados.

En sus ediciones del martes 3 de julio, tanto LA NUEVA ESPAÑA como el diario local «Voluntad» dieron cuenta de la noticia de la inauguración del ambulatorio. Curiosamente, en este último diario, con la firma de Simbad, se publicó un suelto bien curioso: «Ayer hubo una significativa noticia. La bendición del nuevo ambulatorio del SOE, que hoy entrará en servicio. Por cierto, que los periodistas nos enteramos de casualidad del acontecimiento. Y aunque nadie nos invitó, allí acudimos para ofrecer a nuestros lectores, a los que estamos obligados, noticias de este acontecimiento».

El edificio «cuenta con medios suficientes en las distintas especialidades, que serán atendidas por competente personal médico», escribió el redactor en Gijón de LA NUEVA ESPAÑA. Por su parte, en una información mucho más amplia, con fotos de Guerrero, en «Voluntad» se explicaba que «los horarios dependen de las diferentes especialidades, aunque el ambulatorio funcionará desde las ocho y media de la mañana hasta las ocho de la noche. A partir de esa hora y hasta las nueve de la mañana siguiente se encontrará siempre un médico de guardia».

Con cuatro pisos de altura, planta baja y sótanos, el edificio había sido diseñado en 1960 por el arquitecto zaragozano Fernando García Mercadal, quien había sido galardonado con el Premio Nacional de Arquitectura en 1934. Mercadal pertenecía a la plantilla del Instituto Nacional de Previsión, organismo para el que proyecto numerosos edificios.

Hace doce años, en un reportaje publicado en las páginas del suplemento «Gijón Semanal» de LA NUEVA ESPAÑA, el gijonés Enrique Argüelles García, graduado por la Escuela Superior de Arquitectura de La Coruña, destacaba del edificio del ambulatorio de la plaza de Europa «su asentamiento en la trama urbana y su relación con el entorno».

«El paciente, cuando entra en el ambulatorio y una vez presentado el documento que acredita su inscripción en el Seguro -publicó «Voluntad»-, recibe un volante con la indicación a qué sala de espera debe dirigirse y también un número. Una vez en ella, en la puerta de entrada de la consulta existe un luminoso en el que van apareciendo unos números que corresponden a los que el paciente tiene en el papel que le entregaron en recepción. Cuando aparece su número, el enfermo sabe que llegó su turno y entra en la consulta».

Casi cuarenta y dos años después, el 16 de abril de 2004, el Ambulatorio «Héroes del Simancas», denominado desde años antes Centro de Salud Puerta de la Villa, volvía a ser «inaugurado», tras las obras de reforma integral encargadas varios años antes para adaptarlo a los nuevos tiempos de las prestaciones sanitarias. La reforma trasladó la entrada principal, a ras de acera, a la calle de Donato Argüelles.