Susana F. SERRÁN

La «Semana negra» por fin respira. Tras la autorización emitida por el Juzgado de Gijón ante las medidas de suspensión cautelar solicitadas por los vecinos de Poniente, la XXV Edición del certamen abre definitivamente sus puertas mañana, viernes. Y este año lo hace en un recinto que incluso remite a lo fantástico: el terreno que ocupó Naval Gijón. Espacio que penetra con fuerza en el mar, lleno de recovecos, y al que pocos gijoneses accedieron en su día, se convertirá hasta el próximo 15 de julio en el escenario para la puesta en escena de uno de los mayores festivales de novela negra del país.

Fu Manchú, Batman y Sherlock Holmes ya están listos. También lo están los moais que acampan todos los años en el certamen, o la conocida pluma que señala el punto de encuentro con los libros. Unas letras gigantes de color rojo dan la bienvenida a los visitantes en la entrada más próxima al Acuario, una de las cinco puertas del recinto. Otras, en negro, lo hacen desde la calle de Mariano Pola. Los símbolos más destacados de la «Semana negra» anuncian, a falta de pocas horas para la inauguración, que el esqueleto del certamen ya está armado. El frenesí de las idas y venidas, el nerviosismo y, sobre todo, la alegría de que el festival negro está a la vuelta de la esquina se palpan en el ambiente, en el viejo y decrépito astillero.

Rodeado de cara al Cantábrico con vallas para evitar accidentes, el recinto se divide en dos zonas. Por un lado, la parte más cercana a Poniente (y por consiguiente, a los bloques de edificios de vecinos), albergará la franja más silenciosa del festival. El mercadillo, los puestos solidarios o las carpas de las librerías serán los protagonistas de una zona que culmina en la carpa «Encuentro», donde se celebrarán mesas redondas, proyecciones, conferencias o presentación de libros. Junto a ella, la carpa donde se instalarán las exposiciones de fotoperiodismo y la carpa «A Quemarropa». Todo está dispuesto para que durante el día de hoy se instale el material de cada una de las carpas, así como de las 38 librerías que participan en el festival.

La zona de las atracciones y de los bares de noche conforma la otra mitad de la «Semana negra», más fácilmente accesible por la entrada principal de la travesía del Mar. La noria, protagonista del ferial nocturno, está lista para funcionar. A lo largo del día de ayer se efectuaron pruebas de movimiento y su parte más alta se camufla ya con los grises de los restos del naval en la bahía. Tampoco faltan populares atracciones que visitan Gijón todos los años, como el «Saltamontes», la «Uve» o el «Ratón vacilón», una colorida minimontaña rusa apta para los más atrevidos. La estructura del escenario principal, donde se harán los conciertos, también está preparada. Falta por montar la lona frontal, así como el equipo de luces y sonido. Junto con la feria del libro, este espacio es uno de los mayores reclamos del certamen, porque sobre sus tablas actuarán artistas de la talla de Alfredo González (sábado 7), Pablo Moro (lunes 9), «Dr. Explosión» (martes 10) o «Niños Mutantes» (jueves 12).

También la hostelería está lista. Pachu Antuña, de 64 años, lleva veinticuatro acudiendo con su mesón al festival. Ayer lo tenía ya todo preparado. Sólo quedaba por instalar la toma de luz, pero incluso las pequeñas luces que adornan la terraza están ya dispuestas. Antuña confiesa estar ilusionado en el arranque del certamen: «Cuando comienza la "Semana negra" es el momento en el que empiezas a descansar. Tenemos ganas de que esto arranque, porque cuando estás ya a lo tuyo, todo comienza a funcionar».