J. L. A.

Hay una generación de españoles que empezó a descubrir la libertad lejos de su tierra, después de dejar atrás las estrechuras políticas, económicas y vitales de la dictadura. Nely García, nacida en 1937 en el pueblo leonés de Cuadros, fue una de las mujeres que cruzaron los Pirineos a principios de los años sesenta, junto a su familia. En París halló muchas de las cosas que buscaba, pero encontró, sobre todo, una pasión por lo que ella misma llama «filosofía de la vida», «el porqué de las cosas».

No es extraño, pues, que más de cuarenta años después, cuando aquella mujer emprendedora supera los 70 de vida, buena parte de aquel mundo de emigración y búsqueda rezume en las páginas de «Con la aurora y el ocaso», su primera novela. «Mi libro cuenta cosas que vi cuando era emigrante», afirma la escritora, que presenta hoy esta incursión narrativa en la sala de conferencias (primera planta) del Centro Antiguo Instituto (20.00 horas). Estará acompañada por la presidenta de la Asociación de Emigrantes Retornados de Asturias, Pilar Burgos Arenas.

«Con la aurora y el ocaso», publicada por el sello leonés Lobo Sapiens, cuenta la peripecia vital de la pantalonera Gloria, pero recoge también un tramo de la historia de España. El personaje perfilado por Nely García podría inducir a pensar que hay en esta primera novela mucha autobiografía y poca ficción, pero la autora desmiente esa impresión apresurada. Lo que está ahí, en realidad, es una suma novela de experiencias propias y ajenas: «He querido representar la sociedad española desde los años sesenta hasta nuestros días».

Nely García, que vivió alguna temporada en Asturias, llegó a la literatura desde la pintura. Habitual de los talleres del Barrio Latino, en París, expuso en varias galerías. Ha publicado «Expresión y sentimiento», donde reúne obra plástica y algunos de sus relatos y poemas. Ella se considera una «creativa» a la que le gusta, además, leer. «Ahora ya me apasiona tanto la escritura como la pintura», afirma. «Estoy ya con otra novela, en la que hablo de los años ochenta y de la movida», añade. De aquellos tiempos de emigración, fenómeno que regresa con la crisis económica, a Nely García le ha quedado un sentimiento de complicidad con todo emigrante.